https://doi.org/10.24016/2015.v1n1.2

ARTÍCULOS ORIGINALES

 

 

Actitud hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja y el clima social familiar en adolescentes

 

Attitude towards violence against women in the relationship and the family social climate in adolescents

 

 

María de Jesús Pacheco Vela1*

 

1 Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú

* Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Mayor de San Marcos. Correspondencia: mabel_d_53@hotmail.com

 

Recibido: 05 de enero de 2015.
Aceptado: 12 de febrero de 2015.

 

CITARLO COMO

Pacheco, M. (2015). Actitud hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja y el clima social familiar en adolescentes. Interacciones, 1(1), 29-44. doi: 10.24016/2015.v1n1.2

 


RESUMEN

Objetivo: Determinar si existe relación entre la actitud hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja y el clima social familiar con sus dimensiones “relación”, “estabilidad” y “desarrollo” en adolescentes del 4to año de secundaria. Método: No experimental y transeccional de tipo correlacional. Se evaluó a 63 estudiantes del 4to año de secundaria  de la I.E. 1182 – El Bosque SJL, 28 varones (44.4%) y 35 mujeres (55,6%), a través de la Escala de actitud hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja (Escala VM), y la Escala de clima social familiar de Moos (FES). Resultados: no se encontró correlación estadísticamente significativa entre la actitud hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja y las dimensiones del clima social familiar: Relaciones (r= -.133; p>.05), Desarrollo (r= -.006; p>.05) y Estabilidad (r= .112; p>.05). Conclusión: La presente investigación es un precedente importante en el estudio de las actitudes hacia la violencia de género en nuestro medio y su interacción con otros factores como el clima familiar, permitiendo tener una visión más amplia de dicho tema social e incentivar una intervención basada en conocimientos sólidos, trayendo consecuencias favorables en mejorar la calidad de vida de las personas.

PALABRAS CLAVE

Actitudes; violencia contra la mujer; adolescentes; clima familiar; relación de pareja.


ABSTRACT

Objective: To determine the correlation between attitudes toward violence against women in the couple relationship and the Family Environment Scale in its dimensions "relation", "stability" and "development" in adolescents of 4th grade to “El Bosque” high school. Method: Not experimental transactional and correlational. 63 students of 4th year high school of which 28 were male (44.4%) and 35 were women (55.6%) was evaluated through the Scale of Attitudes towards violence against women in the couple relationship (Scale VM), and the Family Environment Scale of Moos (FES). Results: Results: There is not correlation between attitudes towards violence against women in the relationship and dimensions of Family Enviroment Scale: Relations (r = - .133, p> .05), Development (r = - .006, p > .05) and stability (r = .112, p> .05). Conclusion: This research is important in the study of attitudes towards gender violence in our environment and its interaction with other factors like the family atmosphere above, which allows a broader vision of this important social issue and encourages broad intervention based on solid knowledge, bringing positive impact on improving the quality of life of people.

KEYWORDS

Attitude; violence against women; adolescents; family climate; relationship.


 

La violencia es definida según la Organización Mundial de la Salud (2002), como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daño psicológico, trastornos del desarrollo o privaciones y atenta contra el derecho a la salud y la vida de la población.
En nuestro país existe una tasa alta de violencia, destacando la violencia de tipo intrafamiliar, pues durante el 2008, el Ministerio del Interior registró 91 929 denuncias por violencia familiar, en las que el 88,7% (81 517 casos) de las víctimas fueron mujeres; lo que sugiere que cada hora 9 mujeres son víctimas de violencia familiar (Instituto Nacional de Estadística e Informática, 2008).
Con el resurgimiento del feminismo en nuestro continente a finales del los años sesenta del siglo XX, se empieza a conceptualizar y visualizar de una forma más definitiva el fenómeno de la violencia contra la mujer o violencia de género como un problema no sólo individual, sino de corte social, de orden público y no estrictamente privado, que exige políticas y normas públicas con obligaciones específicas para las instituciones, incluidas las de la salud (Castro & Riquer, 2003).
González, Gutiérrez, Villalta, Gamboa, Fernández, & Jiménez,  (2007), entienden la violencia contra la mujer en la relación de pareja como una de las formas de la violencia de género que se presenta en el contexto doméstico que se puede entender como el espacio delimitado por las interacciones en ámbitos privados como las relaciones sentimentales de noviazgo, relación de pareja con o sin convivencia o los vínculos entre ex parejas, por lo que no se refiere únicamente al espacio físico de la casa o el hogar, siendo el objetivo el mismo: ejercer control y dominio sobre la mujer para conservar o aumentar el poder del hombre en la relación.
Es necesario mencionar que en Latinoamérica el número de investigaciones acerca de este tema es sumamente bajo, tomando en cuenta también que la mayoría de éstas no dan respuestas definitivas a la naturaleza y a la causa del problema en mención (Castro & Riquer, 2003).
La violencia hacia la mujer también llamada de género, en las relaciones interpersonales y de pareja, de acuerdo con la ONU (1993, en Velázquez, 2003), hace referencia a todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual y psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vía pública como en la privada por parte de la pareja de la misma.
Dado el papel importante de la esfera familiar en dicho problema social, resulta importante conocer cuál es el rol de la familia en esta dinámica. En tal sentido, se define inicialmente a la familia como la unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia en común que se quiere duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia (Rodríguez & Palacios, 2003); es en otras palabras, y tal como lo afirma Arranz (2004), en el contexto familiar se producen una serie de interacciones que por su continuidad y significatividad van a influir en el curso de diversas áreas del desarrollo humano. De esta manera, Valdés (2007) menciona además, que la familia funciona como un sistema abierto, es decir, un sistema que intercambia de manera continua información con su entorno y que es modificada por éste, al mismo tiempo que lo modifica.
Por ello, la familia desempeña el papel fundamental de brindar un clima de afecto y apoyo que propicie un desarrollo psicológico sano para sus miembros, el cual implica el establecimiento de relaciones de apego que tiene que ver con el compromiso emocional de los miembros; también debe facilitar una adecuada estimulación que permita desarrollar la capacidad de relacionarse con su entorno físico y social, donde se aprenderá a adaptarse a las demandas y exigencias del mundo; por último, tomar decisiones acerca de la apertura a otros contextos educativos y sociales que van a compartir con la familia la tarea de educación de los hijos (Valdés, 2007).
Diversas investigaciones muestran que la experiencia vital de los jóvenes puede desempeñar un papel clave en el sexismo y en las actitudes y creencias hacia la violencia contra las mujeres en la pareja, lo cual podría sugerir que el paso del tiempo y la mayor experiencia son factores que actúan e influyen en dichas creencias y actitudes (Ferrer, Bosch, Ramis & Navarro, 2006); es decir, que los y las adolescentes que han presenciado violencia entre sus padres, estarían en mayor riesgo de involucrarse en relaciones de pareja con incidentes de violencia, debido al desarrollo de rasgos de personalidad (por ejemplo, machistas y sumisos, respectivamente) y actitudes favorecedoras de dicha forma de violencia (Rey, 2008).
Asimismo, es alarmante la medida en la que la observación reiterada por parte de los hijos de la violencia ejercida por el hombre a la mujer, tendería a perpetuar esta conducta en las parejas de la siguiente generación, donde se aprendería que la violencia es un recurso eficaz y aceptable frente a las frustraciones del hogar o las relaciones; y las niñas aprendiendo, a su vez, que ellas hasta cierto punto, deberían aceptarla y convivir con ella (Echeburúa & Redondo, 2010), así como este hecho podría calar profundamente y de manera negativa en las creencias y actitudes de los jóvenes hacia la dinámica en la relación de pareja, aceptando dichas conductas como formas aceptables y normales de interactuar dentro de la misma (Rey, 2008).
Ferrer, Bosch, Ramis, Torres, & Navarro (2006), realizaron una investigación en la cual se analiza los factores sociodemográficos, familiares y formativos como determinantes de las creencias y actitudes sexistas y tolerantes hacia la violencia contra las mujeres en la pareja en una muestra de 1395 estudiantes universitarios españoles entre 21 y 25 años, varones y mujeres. Los resultados obtenidos indican que los factores estudiados explican un pequeño porcentaje de estas creencias (entre el 5% y el 13% según los casos). Se concluye además que la variable explicativa más importante en todos los casos es el género. Además, el tipo de educación recibida y los modelos observados parentalmente, contribuyen  también a predecir el sexismo y la tolerancia hacia la violencia contra las mujeres en la pareja.
González & Santana (2001), realizan una investigación en 1146 estudiantes españoles de enseñanza media, entre las edades de 16 y 18 años, acerca de la relación que existe entre el nivel de violencia en parejas jóvenes, distintas variables relativas al clima familiar (violencia marital observada, castigo físico y afecto recibido, grado de justicia atribuido a los progenitores), y sus expectativas respecto a la pareja (atractivo, comunicación y defensa de opiniones). Así, se encontró que las variables que mejor predicen la violencia en los varones son la violencia de la madre, el deseo de que la pareja no defienda sus opiniones y sea atractiva, y el nivel de castigo recibido del padre. Asimismo en relación con las hijas, el análisis que se realizó dio como mejor predictor de violencia en la relación de pareja a la violencia ejercida por la madre, además del castigo recibido del padre, el deseo de que la pareja sea atractiva y el grado de afecto recibido de la madre. Finalmente se concluye que queda probado que los jóvenes expuestos a un contexto familiar violento tienen mayor tendencia a mostrarse agresivos en sus propias relaciones de pareja.
Instituto Nacional de Estadística e Informática (2002), a través del análisis de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES, 2000) la cual recoge por primera vez información acerca de la violencia familiar, lo que permite contar con datos nacionales acerca de la prevalencia de éste tipo de violencia en el Perú. Dicha investigación tuvo por objetivo establecer y analizar las relaciones entre los aspectos geográficos, socioeconómicos, conyugales, familiares e individuales que se asocian a la violencia de tipo físico y psicológico hacia la mujer en la relación de pareja, y se encontró en los aspectos familiares que existe una relación positiva, entre la violencia en la familia de origen de la mujer y la violencia conyugal hacia ella. Además existe también una relación significativa entre la violencia conyugal y el castigo a los hijos; asimismo las mujeres que opinan a favor del castigo físico fueron maltratadas y maltratan físicamente a sus hijos. Matalinares, Arenas, Sotelo, Díaz, Dioses, Yaringaño, Muratta, Pareja & Tipacti (2010), tras analizar la relación entre el clima familiar y la agresividad en 237 estudiantes de 4to. y 5to. año de secundaria, cuyas edades fluctuaban entre los 14 y 18 años de edad, y a quienes se le aplicó el Inventario de Hostilidad de Buss-Durke, propuesto por Buss  y la Escala de clima social familiar de Moos y Trickett , encontraron que dichas variables se encuentran correlacionadas, donde la dimensión Relación de la escala de clima social se relaciona con las subescalas de hostilidad y agresividad verbal. Además no se encontró una relación significativa entre la dimensión del clima social en la familia y las subescalas del cuestionario de agresividad. En ese sentido, no se halló tampoco relación significativa entre la dimensión estabilidad del clima social en la familia y las subescalas del cuestionario de agresividad, siendo además dicha estabilidad dentro del clima familiar, diferente en función al sexo.
Por todo lo anteriormente dicho, esta investigación se propone fomentar el estudio de las variables descritas, así como detectar una posible conexión entre las mismas, en pro del mayor conocimiento de nuestras estructuras sociales, la interacción de ellas, y las influencias y consecuencias que las acompañan; del individuo, así como de nuestra sociedad y su desarrollo, para poder de esta manera fomentar estrategias de prevención para combatir eficientemente la violencia de género, violencia familiar y su perpetuación en el tiempo, específicamente en la influencia de las actitudes que se den en la relación de pareja frente a dichos fenómenos.
Así, el objetivo de la investigación es analizar la relación entre la actitud hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja y el clima social familiar en adolescentes del 4to año de secundaria  de la I.E. 1182 – El Bosque S.J.L.

 

MÉTODO

El diseño de investigación que se utilizó es transversal-correlacional (Gómez, 2006). Siendo además de tipo no experimental (Salkind, 1999), de nivel correlacional (Hernández, Fernández & Baptista, 2010).

Participantes

Para el presente estudio se consideró los datos recolectados de todos los miembros de la población, conformado por 63 estudiantes, entre varones (n=28, 44.4%) y mujeres (n=35, 55.6%), del 4to año de secundaria  de la I.E. 1182 – El Bosque, ubicado en el distrito de San Juan de Lurigancho. Cabe mencionar que las personas evaluadas constituyen la muestra de estudio.

Instrumentos

Escala de Actitudes hacia violencia contra la mujer en la relación de pareja (Escala VM)

Fue elaborada por Chuquimajo (2000), originalmente incluía 35 reactivos (Anexo 1), los cuales tras pasar el proceso estadístico y de validación, quedaron 19 ítems, los mismos que fueron utilizados en la presente investigación. Las opciones de cada ítem varían en términos de grados y bajo la forma de alternativas: Muy en acuerdo =MA; De Acuerdo = DA; Indeciso = I; Desacuerdo = D; Muy en Desacuerdo = MD., puntuando del 1 al 5 los ítems negativos y del 5 al 1, los ítems positivos; siendo el puntaje máximo 95 y el mínimo 19, así, los puntajes altos significan “actitud a favor” y los puntajes bajos “actitud en contra”.
En la investigación realizada por la autora de la prueba en el año 2000, se obtuvo una confiablidad de 0.81, determinada a través del método de consistencia interna usando el coeficiente Alfa de Cronbach. Dicho análisis de significación estadística nos permite concluir que la escala de actitudes es confiable. En la presente investigación dicha escala obtuvo un coeficiente de consistencia interna (alfa de Cronbach) de 0.808.

Escala de Clima Social Familiar de Moos

Es una escala construida por RH. Moos, B.S. Moos y E.J. Trickeet en 1984, que consta de 90 frases a las cuales deben contestar verdadero o falso (Anexo 2). La prueba está conformada por tres dimensiones: Relaciones, Desarrollo y Estabilidad, las cuales evalúan las características socioambientales y las relaciones personales en familia. Para la calificación de la prueba y obtención de las puntuaciones directas se utilizan las claves de corrección (Anexo 3).
Para la estandarización Lima, realizado por César Ruíz Alva y Eva Guerra Turín, en una muestra de 139 jóvenes con promedio de edad de 17 años, usando el método de Consistencia Interna los coeficientes de confiabilidad van de 0.80 a 0.91 con una media de 0.89 para el examen individual. En el Test - Retest con 2 meses de lapso, los coeficientes eran en promedio 0.86 (variando de tres a seis puntos). En el presente estudio, la escala FES obtuvo coeficientes de confiabilidad KR-20 (Kuder Richardson) de 0.432 (Relación); 0.484 (Estabilidad); 0.532 (Desarrollo), con una media de 0.483.

Procedimiento

Las escalas fueron aplicadas a los estudiantes de 4to año de secundaria de la I.E. 1182 El Bosque –SJL. Para ello se tramitó el permiso correspondiente a las autoridades de dicha institución, presentando una carta de presentación y la descripción con la justificación de la investigación. El mencionado documento fue otorgado por la Facultad de Psicología de la UNMSM y permitió coordinar la fecha y el horario para la aplicación de los instrumentos. Se trabajó con el total del alumnado de 4to año, el cual constaba de 2 secciones.
En el momento de la aplicación, la cual fue de modo colectivo, se brindó información clara y adecuada a los participantes de la investigación respecto al objetivo de la misma y demás normas éticas. Asimismo, se mencionó las pautas de administración e instrucciones, despejando las dudas que se tuviesen respecto al desarrollo de los instrumentos.
En el presente estudio se utilizó el programa informático Microsoft Excel 2010 para realizar el vaciado de datos y el cálculo de las puntuaciones directas total y por dimensiones. Además, el software estadístico SPSS 21.0 IBM (paquete estadístico para las Ciencias Sociales), para calcular los estadísticos descriptivos e inferenciales; así como el programa estadístico Vista, para calcular la confiabilidad de las escalas.

 

RESULTADOS

Según los resultados obtenidos, la Escala de Actitud VM se encuentra en un nivel medio (M = 46.98; Pc = 55), que refiere una actitud indiferente o neutra hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja (Chuquimajo, 2000). Por otro lado, respecto a la Escala de Clima Social Familiar, todas las dimensiones que conforman la escala se sitúan en un nivel o categoría promedio (Pc = 45).

 

 

Actitudes hacia las Violencia contra la Mujer en la relación de pareja

De acuerdo con los resultados encontrados en la Escala VM, la cantidad de estudiantes que poseen actitudes a favor o alto ( n=23, 36.5%) y en contra o bajo ( n=24, 38.1%) de la violencia contra la mujer en la relación de pareja son similares . Asimismo, existe un grupo de estudiantes que adopta una actitud indiferente o neutra frente a dicha violencia (n=16, 25.4%).

Actitud hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja y clima social familiar

Respecto a la actitud hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja, se observa que no existe correlación entre dicha variable y las dimensiones del clima social familiar: Relaciones (r= -.133; p>.05), Desarrollo (r= -.006; p>.05) y Estabilidad (r= .112; p>.05). Además de no haber encontrado significación estadística para asumir algún tipo de relación.

 

DISCUSIÓN

La presente investigación tuvo por objetivo principal analizar la relación que existe entre la actitud hacia la violencia contra la mujer y el clima social familiar en adolescentes de 4to año de secundaria.
Las elevadas tasas de violencia intrafamiliar dada en nuestro medio (INEI, 2008) incentivaron este objetivo, así como el hecho de que dicha problemática involucra de modo crucial a diversas esferas de la sociedad y que sitúa como víctima principal a la mujer, tal como lo afirman Castro & Riquer (2003). Es por ello que, basándonos en lo relevante que resulta estudiar la dinámica familiar, no sólo por su papel central en el proceso de socialización, sino también en la medida en que las interacciones en su entorno sean adecuadas o no y se podrían ir transmitiendo creencias y actitudes respecto al modo de responder al entorno (Ferrer et al., 2006), nos permite abrir el campo de estudio y generar mayor conocimiento para entender dicha problemática y el impacto de la misma en la sociedad.
De modo general se aprecia que los estudiantes que fueron evaluados muestran una actitud indiferente o neutra frente a la violencia contra la mujer en la relación de pareja, es decir, que no se encuentran ni a favor ni en contra de esta problemática social, ello acompañado de niveles promedio en las dimensiones del clima social familiar. Esta tendencia a la actitud indiferente podría ser explicada por dichas características familiares que presentan los estudiantes encuestados, y que son en cierta medida aceptables, pero que sin embargo dicha actitud de indiferencia podría variar según las circunstancias, tal como lo afirman Gonzales & Santana (2011), los cuales encontraron en su investigación que la constante exposición a circunstancias violentas, así como un ambiente hostil y agresivo a nivel familiar podría provocar las mismas actitudes en sus miembros, así como mencionar que ello tendería a generar una visión positiva de aceptación de violencia como medio permitido de interacción en la pareja, tal como lo encontró Rey (2008).
Además, se debe señalar que si bien es cierto, la actitud general frente al tipo de violencia que se investiga en el presente estudio, es indiferente o neutra, tal y  como se señala líneas arriba; haciendo un análisis más específico, también existe un porcentaje importante de estudiantes que se encuentran a favor de la violencia contra la mujer en las relaciones de pareja, así como los que desaprueban totalmente aquel acto. Dichas actitudes contrapuestas en una misma población de estudio, junto con lo referido por Valdés (2007) acerca de la familia y su rol como fuente de desarrollo humano, serviría para poner especial atención en las causas que podrían estar arrojando dichas respuestas y analizar en investigaciones posteriores el modo en que la familia interviene como influencia positiva o negativa en sus miembros a través de las interacciones que se den entre los mismos, como menciona dicho autor, y el modo que enseñe a estos últimos a afrontar satisfactoriamente las exigencias del día a día.
Otro de los objetivos fundamentales de este trabajo fue determinar cuál era la relación entre las actitudes hacia la violencia contra la mujer en la relación de pareja y el clima social familiar, encontrándose que no existe correlación entre la variable de actitudes y las dimensiones principales del clima familiar, como son: Relaciones, Desarrollo y estabilidad, alcanzando puntajes bajos y además con poca significación. Esta evidencia no concuerda con lo planteado por Ferrer y cols. (2006), quienes aseguran haber encontrado que los modelos y pautas de interacción a nivel familiar predicen notoriamente la tolerancia y aceptación hacia la violencia contra la mujer en la pareja, al igual que Echeburúa & Redondo (2010), los cuales reportan la tendencia de perpetuar a través de las generaciones familiares los patrones de aceptación y sumisión frente a dicha forma de violencia.
Se considera importante referir también que los resultados que arrojan la imposibilidad de establecer una relación entre las variables estudiadas, no coinciden con  lo reportado por el INEI (2002), quienes concluyen tras una aplicación de encuestas (ENDES, 2000), que los aspectos familiares relativos a la violencia y comportamientos inadecuados entre sus miembros sí se encuentra relacionada a la actitud favorable frente a la violencia contra la mujer. Sin embargo y en contraparte a ello, nuestros resultados pueden apoyarse en el estudio realizado por Matalinares et al. (2010), quienes tampoco encontraron relación significativa entre el clima familiar y actitudes de agresividad en la muestra estudiada, lo que nos podría decir además, que los componentes de violencia y actitud hacia la misma no se encontrarían en función exclusiva de la dinámica familiar, sino más bien existirían otros aspectos y factores que intervendrían en aquellos comportamientos.
Se considera que la presente investigación, la cual arroja luces acerca del modo en el cual las variables de estudio estarían interactuando, contribuye de manera importante en incentivar más proyectos que se interesen por analizar la presente problemática social que actualmente no cuenta con investigaciones suficientes, y que tampoco explican de forma clara los antecedentes ni la naturaleza del problema en mención. Por ello se considera una iniciativa favorable para la posterior intervención precisa y eficiente.
Cabe mencionar que las limitaciones de este estudio fueron, en primera instancia, que se enfocó en una población pequeña y con características muy específicas, lo que no permite generalizar los resultados a otras poblaciones; por ello se recomienda que en posteriores investigaciones se pueda aumentar el número de participantes de los cuales se recogerán los datos, para de este modo obtener más información, así como mayor confiabilidad en las pruebas que fue otra limitación de nuestro estudio en cuanto a una de las escalas utilizadas (FES). En segundo lugar, tratándose de un estudio correlacional, no se pueden establecer las causas o hacer inferencias directas sobre los antecedentes de los resultados de manera explicativa, sino más bien sólo hacer referencias a lo que podría haber sucedido, en base a los estudios de otros autores.
Por lo anteriormente explicado, finalmente esta investigación marcaría un precedente importante para futuros estudios, sobre todo considerando la relevancia y el impacto que tienen las variables analizadas en el desarrollo de la sociedad y su contacto directo con el ámbito psicológico.

 

REFERENCIAS

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