http://dx.doi.org/10.24016/2018.v4n3.155
ARTÍCULOS ORIGINALES
El apoyo social en la vejez: diferencias por sexo en una muestra del norte de México
Social support in old age: differences by sex in a sample from northern Mexico
Rosa Isabel Garza-Sánchez1 * y José González-Tovar1 **
1 Universidad Autónoma de Coahuila, México.
* Correspondencia: isabelgarza@uadec.edu.mx
** Correspondencia: josegonzaleztovar@uadec.edu.mx
Recibido: 20 de mayo de 2018
Revisado: 10 de agosto de 2018
Aceptado: 28 de agosto de 2018
Publicado Online: 01 de septiembre de 2018
CITARLO COMO:
Garza-Sánchez, R. I. & González-Tovar, J. (2018). El apoyo social en la vejez: diferencias por sexo en una muestra del norte de México. Interacciones, 4(3), 191-198. http://dx.doi.org/10.24016/2018.v4n3.155
RESUMEN
El apoyo social se percibe como la información proveniente del medio que permite a una persona sentirse querida, estimada y sostenida. El objetivo de este estudio fue comparar si existen diferencias significativas entre hombres y mujeres en el nivel de apoyo social percibido por parte de la familia, amigos y otras redes de apoyo significativas. Se realizó un estudio cuantitativo de tipo transversal. Se utilizó la Escala Multidimensional de Soporte Social Percibido (MSPSS), mide las percepciones de apoyo de tres fuentes principales: familia, amigo y otros significativos, obtuvo un coeficiente alfa ordinal de ω=.934. Se utilizó un muestreo intencional, participaron 396 adultos mayores (Medad = 69.81, DE= 6.95), 56.3% era mujeres y 43.8% hombres. Se encontraron diferencias significativas en las tres dimensiones del apoyo social en el adulto mayor, con un tamaño del efecto menor a una desviación estándar. Las mujeres adultas mayores presentan mejor percepción de apoyo social lo que contribuye a su bienestar. El papel que juegan las personas que rodean al adulto mayor es significativo para él y es más importante la calidad de la relación existente, la familia se convierte en esa red de apoyo cercana en donde el adulto mayor se siente protegido y querido.
PALABRAS CLAVE
Adulto mayor; apoyo social; familia; pareja.ABSTRACT
Social support is perceived as information from the environment that allows a person to feel loved, esteemed and sustained. The objective of this study was to compare whether there are significant differences between men and women in the level of social support perceived by the family, friends and other meaningful support networks. A quantitative cross-type study was carried out. We used the multi-dimensional scale of perceived Social support (MSPSS), measures the perceptions of support of three main sources: family, friend and other significant, obtained an ordinal alpha coefficient of ω =. 934. We used an intentional sampling, participated 396 adults (Mage = 69.81, of = 6.95), 56.3% were women and 43.8% men. Significant differences were found in the three dimensions of social support in the older adult, with a smaller effect size than a standard deviation. Older women have a better perception of social support that contributes to their well-being. The role that people around the older adult play is meaningful to him and the quality of the existing relationship is more important, the family becomes that close support network where the older adult feels protected and loved.
KEY WORDS
Elderly; social support; family; partner.
El apoyo social se ha definido como toda transacción interpersonal que contiene los ámbitos emocionales, económicos y familiares (Lever, García, & Estrada, 2013), es decir, las conexiones o contactos con personas a través de las cuales se recibe apoyo emocional, informativo e instrumental, dividido en redes informales como es la familia y las amistades, y las redes formales que incluyen los grupos comunitarios y asociaciones (Mendoza-Núñez, Flores-Bello, Correa-Muñoz, Retana-Ugalde, & Ruiz-Ramos, 2016). Otros estudios coinciden en que el apoyo social es una valoración subjetiva que incluye las categorías de instrumental, informativo, emocional y de confianza (Chavarría & Barra, 2014), lo que favorece una percepción positiva de los efectos del tiempo, mejora el sentimiento de aislamiento y aumenta las conductas saludables, así como la creencia de que ese apoyo está disponible y que proporciona lo que el individuo considera necesario (García-Martín, Hombrados-Mendieta, & Gómez-Jacinto, 2016).
Por tanto, el apoyo social percibido es una valoración cognitiva sobre el apoyo del que dispone o dispondrá una persona en su red social en caso de necesitarlo, y se ubica generalmente en tiempo presente o futuro, y el apoyo social recibido es la evaluación de la experiencia del pasado (Muñoz-Rodríguez & Basco, 2016), y se ha asociado la presencia del apoyo social en la salud o enfermedad. Existen dos perspectivas principales; la estructural -parte objetiva del apoyo social- y la funcional -parte subjetiva dividida en instrumentales y expresivas- (Meléndez, Tomas, & Pardo, 2009), igualmente la red social es un proceso evolutivo de cambios, volviéndose un determinante importante en el envejecimiento, sin embargo, se menciona que el concepto aun presenta problemas de definición y de operacionalización (Aranda & Pando, 2013; Bocchi & Angelo, 2008).
Se encontraron estudios sobre la relación del apoyo social y la salud, en la diabetes y su impacto en la calidad de vida en ancianos, resalta los grupos de autoayuda como un elemento relevante (Mendoza-Núñez et al, 2016; Poblete et al., 2015) además del análisis del apoyo social por género en la menopausia relacionado a una mejor salud (Aznar, Reverón, & Pérez, 2017). El nivel de apoyo social percibido, especialmente de la familia con la adherencia a tratamientos de diversos padecimientos, siendo esta variable un buen predictor para tratar enfermedades (Covarrubias & Andrade, 2012; Fontes, Heredia, Peñaloza, Cedeño, & Rodríguez-Orozco, 2012; Parada & Rivera, 2011). Se aborda también como factor relevante en el impacto con la calidad de vida, la vulnerabilidad, el ajuste y aceptación de la enfermedad y otros aspectos del proceso salud-enfermedad (Vilató, Martín, & Pérez, 2015), así como las implicaciones que se tienen con la edad y los intercambios en el apoyo social estructural y contextual (Riquelme et al., 2016). Se concluye que, con la falta de apoyo o su deficiencia en la vejez, es probable que se presente en mayor medida mala salud en los adultos mayores y que los pensamientos negativos tendrán consecuencias en los espacios en donde se desenvuelve la persona.
En américa latina son tres las instancias involucradas en el envejecimiento: la familia, el Estado y el mercado, las dos últimas aun presentan fuertes carencias por lo que la principal responsabilidad recae en la familia (Domínguez et al., 2013), es por eso que la familia cumple un rol importante en la percepción de apoyo social por parte de los ancianos y constituye la principal fuente de apoyo en la vejez, a pesar de los cambios estructurales que ha sufrido con el paso de los años (Romero et al., 2012). Por lo que el apoyo familiar incluye la protección y ayuda, especialmente en los adultos mayores que presentan una enfermedad (Fernández & Herrera, 2016; Soto, Cortés, Terrazas, & Terrazas, 2012; Zapata-López, Delgado-Villamizar, & Cardona-Arango, 2015).
Las transformaciones en los patrones conyugales podrán afectar el vínculo y la calidad de las relaciones y el apoyo social en el adulto mayor, se destaca la importancia de la calidad más que de la cantidad de personas cercanas (Carrasco, Herrera, Fernández, & Barros, 2013), la percepción que se tiene da cuenta del funcionamiento de la familia a través de la satisfacción de sus miembros (Landeros-Herrera, Simental-Mendía, & Rodríguez-Durán, 2015) nutriendo a la persona desde el núcleo más cercano, y reconociendo que también existen fuentes externas como son los amigos y la comunidad (Poblete et al., 2015).
En la literatura se muestran estudios sobre la aplicación o validación de algunos de los instrumentos que miden el apoyo social en poblaciones y entornos cuyas características hacen que los resultados sean difíciles de generalizar (Alemán-Ruiz & Calvo-Francés, 2017; Ayala et al., 2012; García-Martín et al., 2016; Mosqueda, Mendoza, Jofré, & Barriga, 2015; Pinto, Lara, Espinoza, & Montoya, 2014) y se destaca la importancia de crear herramientas que midan los aspectos característicos del apoyo social, la frecuencia y la satisfacción con el apoyo recibido.
El proceso de envejecimiento es el principal reto para las sociedades modernas y del futuro (Damián, 2016), es un proceso multifactorial que se define como la pérdida progresiva de las funciones, acompañada de un incremento de la morbilidad y la disminución de la fertilidad con el avance de la edad (Torres & Castillo Herrera, 2011). La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores aprobada en 2015 por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) define por su parte a la vejez en términos de “construcción social”, que sitúa en forma aún más central el rol de las prácticas sociales como productoras de los tránsitos por el envejecimiento (Berriel, Pica, & Zunino, 2017). Envejecer constituye un proceso complejo, y la vejez una construcción social, así el envejecimiento según el ‘‘nuevo paradigma’’ se considera como un fenómeno fisiológico determinado y favorecido por la selección supraindividual.
La revisión conceptual de la vejez permite reenfocarla en una dimensión más precisa, Zetina Lozano (1999) identifica seis diversas disciplinas: 1) enfoque biológico; b) enfoque demográfico; c) enfoque socioeconómico; d) enfoque sociocultural; e) enfoque sociofamiliar y enfoque psicológico y conviene subrayar qué esta definición tiene casi 20 años desde su conceptualización. Para entender el concepto de envejecimiento en la actualidad es necesario definir la edad efectiva de una persona, que puede establecerse teniendo en cuenta la edad cronológica, la edad biológica, la edad psicológica y la edad social (Alvarado Garcia & Salazar Maya, 2014), otros autores coinciden en que la vejez se define a partir de tres dimensiones, la biológica, la psicológica y la social y mencionan que el término vejez hace referencia a un estado o situación relacionado con la edad cronológica y el estado físico, mientras que envejecimiento remite a un proceso que integra otros elementos (Ramos et al., 2009).
Es por esto que los adultos mayores en este periodo experimentan numerosos cambios biopsicosociales que dependen del estilo de vida, del sistema social y familiar e influyen continuamente en las diversas áreas de funcionamiento (Loredo-Figueroa, et al., 2016), incluye variables relacionadas a las redes de apoyo, la familia, actividades productivas y de recreación, dando una percepción de bienestar (Garza & González, 2017; González & Garza, 2016).
Por lo que esta investigación tiene una relevancia importante, ya que los adultos mayores en México son considerados uno de los grupos más vulnerables (CONAPRED 2011), por lo que el objetivo es comparar si existen diferencias significativas en el nivel de apoyo social percibido en hombres y mujeres.
MÉTODO
Diseño
El estudio fue cuantitativo de tipo transversal, con alcances comparativos o de contraste a partir de variables demográficas (Hernández, Fernández y Baptista, 2014).
Participantes
La muestra estuvo conformada por 196 adultos mayores que asistente a consulta al Centro Estatal del Adulto Mayor (CEAM-Geriátrico) y 200 adultos que forman parte de los programas y platicas de la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de Coahuila (CDHEC) el 56.3% son mujeres (n=225) y el 43.8% son hombres (n=175) con una edad media de 69.81 y una desviación estándar de 6.95 años. El método de muestreo utilizado fue mediante una selección intencional. La participación de los adultos fue totalmente voluntaria en cada lugar.
Instrumento
Se utilizó la Escala Multidimensional de Soporte Social Percibido (MSPSS) de Zimet DG (1988) y traducida al español por Arechabala Mantuliz y Miranda Castillo (2002) quienes obtuvieron un alfa de Cronbach de .86 en población adulta mayor chilena; la escala es una breve herramienta de investigación diseñada para medir percepciones de apoyo de tres fuentes principales: familia, amigo y otros significativos. El instrumento estuvo compuesto por un total de 12 reactivos, con cuatro ítems por cada categoría. Se utilizó una escala de cuatro puntos, las opciones de respuesta fueron: 0= Nunca 1=Casi nunca; 2= A veces; 3= Con frecuencia y 4= Siempre o casi siempre. Para el presente estudio se procesó el coeficiente de fiabilidad Omega de McDonald (1999), mismo que se considera más adecuado dado el nivel de medición ordinal de la escala utilizada y refleja el nivel de fiabilidad de forma más precisa (Ventura-León & Caycho-Rodriguez, 2017) se obtuvo un valor de dicho coeficiente de ω=.780 para la dimensión de Familia, ω=.946 para el apartado de Amigos y ω=.903 para Otros Significativos.
Procedimiento
La recolección de los datos se llevó a cabo en la sala de espera del Hospital Geriátrico de Saltillo, Coahuila, México, por su parte en los programas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, fue antes de iniciar las pláticas o durante los programas de atención que dicha Comisión imparte. En ambos casos fue mediante la heteroaplicación no remunerada con formato de respuesta anónimo. Se obtuvo el consentimiento informado de los participantes en apego estricto a las consideraciones éticas para la investigación con seres humanos.
Análisis de datos
Se realizó un análisis de frecuencias y porcentajes para caracterizar a la población de estudio. Se realizó el Análisis Confirmatorio de la escala MSPSS para validar la estructura interna, esto se procesó con el método de Mínimos Cuadrados No Ponderados (ULS) se utilizó la matriz de correlaciones de Pearson, se obtuvieron como indicadores de bondad de ajuste: Chi cuadrado (χ2), la desviación de la raíz cuadrada media o el error de la raíz cuadrática media (RMR), los Índices de Bondad de Ajuste General (GFI) y Corregido (AGFI) de Jöreskog y el Error Cuadrático Medio de Aproximación (RMSEA) con intervalos de confianza al 95%.
Además, se realizó el Análisis de la Invarianza Factorial por el mismo método ULS según el sexo, para lo cual se probaron cinco modelos: sin restricciones, invarianza métrica, estructural, de covarianza y residual, la invarianza se probó con el coeficiente χ2, el Índice No Normado Delta (NFIΔ), el Índice Comparativo de Bentler (CFI), además de los valores de RMSEA, RMR, GFI y AGFI por modelo. Posteriormente se procesaron los datos mediante la prueba T para muestras independientes, se utilizó como variable agrupadora el sexo de los participantes y como variables de contraste los tres apartados de la escala multidimensional de soporte social percibido, así como las puntuaciones totales, las cuales no presentaron diferencias significativas, por lo cual no se reportan. Se utilizó un nivel de significancia de p≤.050. El tamaño del efecto en la evaluación de las hipótesis nulas se estimó con el coeficiente d de Cohen (d Cohen). Estos procedimientos fueron realizados en el paquete estadístico SPSS versión 24, AMOS 25 y FACTOR 10.
RESULTADOS
Se encontró que el 52.1% de los adultos mayores tiene de 60 a 69 años, el 38.9% tiene de 70 a 79 años, y el resto tiene ochenta años o más (9.1%), al preguntarle con quien vive, el 54.3% menciono que con su esposo (a), el 27% con sus hijos y el 12.6% vive solo. Al explorar si padecen alguna enfermedad el 86.1% mencionó que sí. Solo el 17.7% de los adultos mayores practican algún deporte, el 58.7% trabajó alguna vez por un sueldo y el 62.4% es jubilado o pensionado. Al preguntarles si cuentan con algún tipo de seguro el 86.4% menciono que sí, siendo el Seguro Popular en el que la mayoría de los adultos mayores está afiliada (65.4%). El 39.1% utiliza lentes y el 61.6% puede caminar sin dificultad. Se les pregunto sobre los servicios que les brinda la institución (geriátrico y CDHEC) mencionaron que al 93.9% le han resuelto los tramites que han realizado y el 69.2% consideran muy bueno el servicio brindado.
Las principales diferencias por sexo encontradas muestran que son las mujeres las que tienen porcentajes mayores de escolaridad en cualquier nivel educativo, resaltando el 46.7% que estudio primaria y el 26.2% que no tiene ningún grado de escolaridad, a diferencia de los hombres en esos mismos rubros (40% y 36.6% respectivamente). En relación con el estado civil, se muestra mayor porcentaje de hombres casados y porcentajes similares en ambos sexos viudos y divorciados. Con relación al estatus en el que se encuentra se observa una diferencia de casi diez puntos en los hombres que se encuentran pensionados, los adultos mayores que trabajan están en porcentajes similares y se encontró un porcentaje mayor de mujeres que se dedican únicamente al hogar.
Se exploró la satisfacción que tienen los adultos mayores con su vida, se encontró que las mujeres tienen mejor percepción de salud, cuando se comparan con una persona de su edad considerándola mejor (35.1%), mientras que los hombres tuvieron porcentajes más elevados en la opción de considerarla igual (69%), fue muy bajo el porcentaje de ambos sexos que consideran su salud peor que la de otras personas (6.8%). Por otro lado, el 94.7% se siente satisfecho con su vida, porcentajes similares se obtuvieron en mujeres y hombres.
El AFC se realizó para validar la estructura interna de la escala MSPSS, el índice de bondad de ajuste basado en el coeficiente Chi-cuadrado rechazó la hipótesis nula de no diferencias entre la estructura hipotética del instrumento y los datos (χ2=69.944, p=.000), sin embargo, los valores en el resto de los índices contradicen este dato, la RMSEA tuvo un valor de .050 (IC95%=.033-.067), valor considerado como adecuado (Hutchinson & Olmos, 1998); la RMR resultó con un valor inferior a uno (.077), que demuestra buen ajuste (Browne & Cudeck, 1993; Di Stefano, Liu, Jiang & Shi, 2018); los índices de bondad de ajuste de Jöreskog fueron cercanos a uno (GFI=.970, AGFI=.934) al igual que el CFI (.942), valores considerados de buen ajuste (Hu & Bentler). En cuanto a la calidad de la estructura factorial, de forma complementaria se obtuvo el índice de simplicidad, que resultó con un valor de LS=.460 (IC95%=.406-.525).
Para dar evidencia de la equivalencia de la escala tanto para hombres como para las mujeres, se realizó un análisis de la invarianza factorial por sexo. Los valores reportados en la tabla 3 respaldan la invarianza en los cuatro modelos anidados, ya que el nivel de probabilidad permitió aceptar la hipótesis nula (p≤.050). La diferencia entre el CFI del modelo sin restricciones y la invarianza métrica (.006), invarianza estructural (.005) y la invarianza de los pesos de la covarianza (.003) son menores a .01, lo que da por bueno el primer modelo según el criterio de Cheung y Rensvold (2002; Aguirre, Ornelas, Gastelum & Peinado, 2017).
Se realizó la prueba t para muestras independientes por sexo, en primer instancia, el análisis acepto la hipótesis nula al evaluar las diferencias con las dimensiones de la escala MSPSSS, en la dimensión de apoyo familiar, se contrastaron cuatro variables numéricas encontrando diferencias significativas entre los y las adultas mayores, presentando puntuaciones mayores en las mujeres en relación con la seguridad que su familia tiene de ayudarlas (d Cohen=.200), de la ayuda y el apoyo emocional que requieren (d Cohen=.231) y en poder conversar con ellos de sus problemas (d Cohen=.200).
En la dimensión apoyo de amigos se encontraron diferencias por sexo en los cuatro ítems que componen el apartado, dichas diferencias se cargan hacia las adultas mayores, en las variables tengo la seguridad de que sus amigos tratan de ayudarlas (d Cohen=.242), pueden contar con ellos cuando tienen problemas y pueden platicárselos (d Cohen=.227), además de compartir penas y alegrías con sus amigos (d Cohen=.204). En ambas pruebas salieron diferencias significativas.
En la última dimensión llamada apoyo de otros significativos se encontraron diferencias significativas en dos de los cuatro ítems que conforman el apartado, dichas diferencias se cargan a las mujeres adultas mayores, cuando tienen penas o alegrías tiene alguien que las pueda ayudar (d Cohen=.191) y existe en su vida una persona que le ofrece consuelo cuando lo necesitan (d Cohen=.255). Una de las variables resultó con diferencias entre las pruebas, que los adultos mayores cuando tengan penas o alegrías hay alguien que les puede ayudar resulto significativa en la prueba no paramétrica, sin embargo, en la prueba T se aceptó la hipótesis nula.
DISCUSIÓN
Poco más de la mitad de los adultos mayores aún vivían con su pareja (54.3%), se resalta el porcentaje de adultos mayores que padecían alguna enfermedad (86.1%) y de aquellos que no hacen ejercicio (82.3%), se encontraron estudios a partir de revisiones sistémicas de ensayos clínicos en donde el entrenamiento de la condición física, al parecer es la mejor estrategia para mejorar la condición física en adultos mayores (Saborit et al., 2015; Viladrosa, Casanova, Ghiorghies, & Jürschik, 2017). El Seguro Popular es la institución a la que la mayoría de los adultos mayores está afiliado (65.4%), el principal objetivo del Seguro Popular es acercar a servicios de salud mediante aseguramiento medico a toda aquella población sin seguridad social (O'Shea, 2015), el problema radica en que la cobertura es de nivel primario, dejado fuera muchas de las enfermedades crónico-degenerativas presentes en los adulto mayores, como la diabetes, enfermedades del corazón, tumores y enfermedades respiratorias (INEGI, 2005), por lo que se tiene que desarrollar nuevas estrategias de atención a la salud a partir de las necesidades y enfermedades desarrolladas en la vejez. Hay que considerar el proteger a los adultos mayores en el ámbito de la seguridad social a partir de la eficacia de los programas de atención a este grupo, especialmente aquellos que se encuentran en situación de pobreza (CNDH, 2016).
Las principales diferencias por sexo encontradas en los datos generales hacen referencia a la escolaridad, teniendo porcentajes mayores las mujeres en todos los niveles presentados (primaria, secundaria, técnico, preparatoria y carrera), el porcentaje de hombres que no estudiaron (36.6%) es mucho mayor al de las mujeres (26.2%), un dato relevante cuando se contrasta con estadísticas realizadas por el Consejo Nacional de Población (CONAPO, 2011) en donde la tercera parte de los adultos mayores no saben leer ni escribir, en los hombres el porcentaje asciende a 24 y en las mujeres supera el 35%, diferencias contradictorias a los resultados obtenidos en este estudio. Lo que tiene un impacto directo en la calidad de vida de este grupo poblacional ubicándolos en una situación de desventaja con respecto a otros grupos de edad.
En relación con el estado civil, se encontró porcentajes similares en hombres (25.1%) y mujeres (26.2%) en haber perdido a su pareja, datos diferentes a los realizados por otros estudios, en donde es más frecuente que la mujer quede viuda debido a la esperanza de vida presente, (77.9 años las mujeres y 73 años los hombres) (CONAPO, 2014), pero la viudez no solo es un estado civil, es un evento significativo en la vida que tiene repercusiones en el ámbito de la salud, el psicológico y social por lo que se tiene que trabajar a partir de los recursos internos y externos del adulto mayor para poder mejorar sus relaciones.
Dentro de la relación con la familia se destaca la comunicación que tienen las mujeres adultas mayores con su familia, ya que las tres variables que resultaron con diferencias significativas estuvieron a favor de este grupo, sin embargo, el tamaño de la diferencia es pequeño según los puntos de corte recomendados (Cohen, 1992). Hay que considerar que los factores que contribuyen a la satisfacción con la vida son la familia, los vecinos, las relaciones sociales y tener recursos económicos (Puig, Rodriguez, Farras, & Lluch, 2011) además, las mujeres tienen procesos de comunicación diferente a los hombres, algunas investigaciones han sugerido que se debe a la etapa de socialización desde la infancia y a la influencia del hogar familiar y posiblemente las mujeres adultas mayores encontraron mayor seguridad y apoyo dentro de su familia así como la apertura de contar sus problemas con el resto de la familia (Bengoechea, 2009).
Al identificar la percepción de apoyo de los amigos resultó con diferencias significativas en todas sus variables hacia las mujeres adultas, coincidiendo con otros autores en donde las redes de apoyo y la familia juegan un papel fundamental en la percepción de bienestar (Garza Sanchez & Gonzalez Tovar, 2017; González Tovar & Garza Sánchez, 2016) nuevamente se destaca la comunicación como un factor clave para el desarrollo de relaciones de calidad en las mujeres, la comunicación se caracteriza por incluir en el discurso como iguales a las otras personas, atención a los mensajes verbales y no verbales e indican expresiones de escucha.
El papel que juegan las personas que rodean al adulto mayor es significativo para él y es más importante la calidad de la relación existente, la familia se convierte en esa red de apoyo cercana en donde el adulto mayor se siente protegido y querido, por lo que las líneas de atención deben enfocarse a fortalecer el lazo familiar. Otros factores protectores que pueden favorecen un envejecimiento saludable están orientados a los programas de intervención, entrenamiento cognitivo y actividad física (Garcia Gomez, 2015). Una propuesta de intervención sugerida a partir del modelo psico-social de Gordon Hamilton (Duque, 2013) enfatiza el valor intrínseco del individuo a partir del uso de recursos sociales y la experiencia vivida de los adultos mayores enfocándose a la esfera emocional, la conciencia de sí mismo y la capacidad para relacionarse con la sociedad.
La limitación del estudio radica, por un lado, en las discrepancias presentadas en la evidencia de validez de la escala, que si bien, no permiten descartar por completo el ajuste en los indicadores de validez, si podrían estar relacionadas con un tamaño del efecto tan pequeño, lo que implica diferencias pequeñas en las evaluación del apoyo social realizadas a los adultos mayores.
Se propone seguir haciendo estudios en este grupo poblacional, para identificar los factores que desencadenan un nivel bajo de soporte social y hacer planes de acción que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida en los adultos mayores.
FINANCIAMIENTO
El estudio ha sido parte de una investigación financiada por el Programa de Apoyo a la Incorporación de Nuevos PTC del Programa de Desarrollo del Profesorado PRODEP de la Secretaría de Educación Pública de México con número de liberación 511-6/17-8565.
CONFLICTOS DE INTERÉS
Los autores expresamos que no presentamos conflictos de interés al redactar este manuscrito
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