https://dx.doi.org/10.24016/2023.v9.334
ARTÍCULO
ORIGINAL
Effects of perceived social support on maternal stress
and breastfeeding: A narrative review
Efectos del
apoyo social percibido sobre el estrés materno y lactancia materna: Una
revisión narrativa
Valeria
Sosa Páez1*, Giselle Kamenetzky 2
y Anna Rovella3
1Hospital
del Oeste, San Luis, Argentina.
2Pontificia
Universidad Abierta Interamericana, Buenos Aires, Argentina.
3Laboratorio
de investigación en Ciencias del comportamiento UNSL, San Luis, Argentina.
*
Correspondencia: valeria.sosa.paez@gmail.com
Recibido: 30 de mayo de 2023 | Revisado: 07 de noviembre de 2023 | Aceptado: 14 de noviembre de 2023 | Publicado Online: 30 de noviembre de 2023.
CITARLO
COMO:
Sosa Páez, V., Kamenetzky,
G., & Rovella, A. (2023). Effects of perceived
social support on maternal stress and breastfeeding: A narrative review. Interacciones, 9, e334. https://dx.doi.org/10.24016/2023.v9.334
ABSTRACT
Background: Health authorities recommend
exclusive breastfeeding until six months of age and continued breastfeeding
(BF) until two years. Objective: To
conduct a narrative review of the effects of social support on maternal
distress and BF. Method: A narrative
and non-systematic review was conducted, selecting articles from the literature
in PubMed, Redalyc, BVS, and from websites of organisations such as WHO and UNICEF. Results: The results show that low social support is associated
with increased maternal stress and affects the initiation and maintenance of
breastfeeding. Social support acts to reduce stress levels. Conclusion: Social support is a factor
to be considered as a strategy to reduce maternal stress and promote BF. It is
necessary to emphasise the role of healthcare teams
in promoting BF, especially among single-parent mothers, by providing social
support and breastfeeding education.
Keywords: Breastfeeding;
Maternal Stress; Social Support; Nurturing; Feeding.
RESUMEN
Introducción:
Los organismos de salud recomiendan la lactancia materna exclusiva hasta los 6
meses de vida y lactancia materna (LM) continuada hasta los 2 años de edad. Objetivo: Realizar una revisión
narrativa de los efectos del apoyo social sobre el estrés materno y la LM. Método: Se realizó una revisión
narrativa y no sistemática en la cual se seleccionó artículos de la literatura
en PubMed, Redalyc y BVS y en páginas web de entidades como la OMS y la UNICEF.
Resultados: Los resultados reflejan
que el escaso apoyo social se asocia con un incremento del estrés materno e
impacta en el inicio y sostenimiento de la LM. El apoyo social actúa atenuando
los niveles de estrés. Conclusión: Se concluye que el apoyo
social es un factor que ha de ser considerado como una estrategia para
disminuir los niveles de estrés materno y la promoción de la LM. Es necesario
enfatizar el importante rol de los equipos de salud en torno a la promoción de la
LM, especialmente en madres que ofrecen crianza monoparental, al proveer apoyo
social y formación para la lactancia.
Palabras claves: Lactancia Materna;
Estrés Materno; Apoyo Social; Crianza; Alimentación.
INTRODUCCIÓN
A nivel mundial, solo el 44% de bebés menores de 6
meses recibe LME (Alayón et al., 2022). La LM es la mejor forma de alimentación
del/la bebé debido a que, entre otros beneficios, permite la conformación
óptima del microbiota intestinal del/la lactante, favoreciendo el desarrollo
del sistema inmune y evitando el desarrollo de enfermedades a largo plazo (Hossain & Mihrshahi, 2022),
favorece la salud de la madre previniendo el cáncer de mama y ovario y facilita
el apego del binomio madre-bebé (Prentice et al., 2022). Debido a la cantidad
de beneficios que aporta, debe ser administrada hasta por lo menos los dos
primeros años de vida del lactante o hasta que la madre y su bebé lo deseen.
La práctica de la LM durante la primera hora de vida y
el contacto piel a piel (COPAP) permiten, entre tantos otros beneficios,
disminuir los niveles de estrés materno y lograr una mayor duración de la LM
(Costa-Romero et al., 2019; Cozma-Petruţ et al.,
2021; Giang et al., 2022). Diferentes estudios
revelan que se han reportado síntomas de irritabilidad, dificultades para la
alimentación y sueño en niños/as cuyas madres habían presentado estrés crónico
durante el embarazo (Lautarescu et al., 2020; Mercan
& Tari Selcuk, 2021).
Uno de los factores que puede influir en el aumento
del estrés es la percepción de bajo apoyo familiar y social. Se podrían
distinguir cuatro dimensiones de apoyo social, las cuales pueden ser valoradas
mediante el Cuestionario MOS de Apoyo Social Percibido, desarrollado por Sherbourne y Stewart en el año 1992. El apoyo emocional
refiere a expresiones de afecto positivo, empatía y estimulación de la
expresión de sentimientos, el apoyo informacional da cuenta del consejo, guía o
retroalimentación que se ofrece, el tangible hace referencia a la provisión de
ayuda material y la interacción social positiva tiene que ver con la
disponibilidad de otros para realizar actividades divertidas y placenteras con
la persona (Rosa-Rodríguez et al., 2015).
Los estudios han remarcado que ante situaciones
percibidas como amenazantes, como el hablar en público en niños y niñas, la
presencia de un adulto significativo atenúa las respuestas de estrés
(Avellaneda & Kamenetzky, 2021; Becker et al.,
2020; Nishi, 2020). Estudios mostraron que las mujeres que estaban solteras
amamantaban menos a sus hijos que aquellas que se encontraban casadas o en
pareja (Sosa Paez, 2023), lo cual sugiere que es
necesario considerar la importancia que tiene el apoyo social hacia la madre
para el desarrollo del lactante.
Durante el embarazo y el puerperio las mujeres podrían
necesitar del apoyo de la familia y de un equipo de salud para el
acompañamiento en la resolución de dificultades o complicaciones que surjan
respecto a la alimentación de sus bebés. Una madre con alto apoyo social tiene
mayores probabilidades de disminuir sus niveles de estrés y sostener la LM
(Centro de estudios sobre nutrición infantil, 2019), lo cual repercute en la
salud del bebé. Resultados de un estudio con niños/as desnutridos/as mostraron
que las madres que no recibieron suficiente información y percibieron no
haberse sentido acompañadas durante el embarazo, reportaron mayores niveles de
estrés y sus niños/as presentaron un puntaje Z del perímetro cefálico (PC) y de
la talla por debajo de aquellos/as cuyas madres habían recibido un alto apoyo
social (Hernández Escalona et. al., 2023).
La presente revisión se enmarca en el estudio del
apoyo social como uno de los factores que influyen notablemente sobre los
niveles de estrés en las madres y sobre el inicio, mantenimiento y abandono de
la LM. El estudio de la interacción de estos factores permitirá desarrollar
estrategias eficaces para ser aplicadas en el ámbito familiar y en las
instituciones que asisten al binomio (p.ej., centros de salud, fundaciones que
acompañan a familias vulnerables, mujeres que ofrecen una crianza monoparental,
etc.) para promover la salud de la madre y el bebé.
Resulta relevante determinar aquellos factores que
pueden colaborar en la disminución del estrés materno, ya que los efectos que
este ocasiona pueden impactar de manera negativa en diversas etapas de la
ontogenia. En este sentido, el objetivo es realizar una revisión narrativa de
los efectos del apoyo social sobre el estrés materno y la LM. Se consideran
binomios provenientes de población general y vulnerable, incluyendo madres y
niños con desnutrición infantil, escasamente considerados en la literatura. Asimismo,
la revisión abarca el apoyo social proveniente de la familia y también del
equipo de salud, factor clave para lograr el sostenimiento de la LM.
MÉTODO
Para el desarrollo de la presente revisión se realizó
una búsqueda de la literatura en las bases de datos electrónicas PubMed,
Redalyc y BVS y en páginas web de entidades como la OMS y la UNICEF. Se
seleccionaron un total de 68 artículos publicados durante los años 2007 hasta
2023. Los términos utilizados para la búsqueda fueron lactancia materna, estrés
materno, apoyo social y cuidados maternos. Los criterios de elegibilidad
consideraron incluir estudios cuantitativos en español y en inglés, con modelos
animales y humanos. En humanos se incluyeron estudios en los cuales se
administraron cuestionarios estandarizados que midan estrés materno y apoyo
social percibido. Los estudios se realizaron con mujeres sin patología
orgánica, que hayan atravesado situaciones de estrés, bajo apoyo social y
vulnerabilidad económica durante el embarazo y el puerperio, que tenían niños y
niñas en normopeso y/o desnutridos que están en etapa
de lactancia y que fueron amamantados/as o no. Los trabajos con modelos
animales incluyeron estudios que midieron estrés materno en roedores cuyas
crías recibieron o no LM y han atravesado el proceso de separación materna y
escasez de recursos.
RESULTADOS
Beneficios
de la LM
La importancia del estudio de la LM ha adquirido un
lugar destacado desde hace más de dos décadas, principalmente debido a los
beneficios inmunológicos, nutricionales y psicoafectivos que conlleva (Cuoto et al., 2020). Se considera que podría salvar más de
800.000 vidas al año en todo el mundo, dado que la leche materna provee al
lactante de los nutrientes y componentes inmunológicos precisos que necesita
para un desarrollo adecuado (Giang et al., 2022). La
iniciación temprana de la LM ayuda a reducir la mortalidad infantil debido a
que el calostro, leche producida al final del embarazo, es el mejor alimento
que el/la recién nacido/a necesita para desarrollar su propio sistema
inmunológico (Cozma-Petruţ et al., 2021). Algunos
factores que promueven la práctica de la LM en la primera hora de vida son el
parto vaginal, recibir información sobre LM durante los controles en el
embarazo y practicar el COPAP durante una hora o más, inmediatamente después
del nacimiento (Gayatri & Dasvarma,
2020). El COPAP permite realizar una adecuada transición favoreciendo la
adaptación fisiológica del/la recién nacido/a al medio extrauterino y una
mejoría de la organización cerebral y el sistema motor. También facilita la
expulsión más temprana de la placenta, la reducción de las hemorragias, el
aumento de la autoeficacia en la lactancia y la disminución de los niveles de
estrés materno (Costa-Romero et al., 2019; Giang et
al., 2022). La LME, es decir, la práctica en la que el/la bebé recibe sólo
leche materna sin ningún otro alimento o líquido hasta los 6 meses de edad, es
una importante variable protectora contra la morbi-mortalidad
infantil debido a infecciones respiratorias y del tracto gastrointestinal (Hossain & Mihrshahi, 2022).
Para el/la lactante, entre otros beneficios, la LM a corto plazo reduce la
probabilidad de padecer asma (Xue et al., 2021) y
otitis media (Al-Nawaiseh et al., 2022). A largo
plazo disminuye el riesgo de desarrollar sobrepeso (Qiao
et al., 2020). La madre también se ve beneficiada cuando alimenta a su hijo/a
con leche materna. Prentice et al. (2022), realizaron una recopilación de
estudios que pusieron en evidencia los efectos que la LM posee a largo plazo.
Los resultados señalaron que reduce el riesgo de presentar cáncer de ovario y
de mama en un 18% y 7% respectivamente; existen menores probabilidades de
desarrollar enfermedades cardiovasculares y un 32% menos de riesgo de padecer
diabetes tipo 2.
Reconociendo estos beneficios, la OMS recomienda y
promueve la LME hasta los 6 meses de vida del lactante y LM continuada junto
con la incorporación de alimentos adecuados y seguros hasta los dos años de
edad, o hasta que la madre y el/la niño/a lo deseen (World
Health Organization, 2018).
A pesar de estas sugerencias, las cifras señalan que la duración y tasa de la
LM está por debajo del porcentaje deseable para promover el desarrollo integral
ideal del lactante y evitar riesgos de enfermedades a largo plazo en él y su
madre, siendo solo el 44% los/as bebés en el mundo quienes reciben LME (Alayón
et al., 2022). En Argentina, se ha reportado que la causa más frecuente de
abandono de LME referida por las madres es percibir que “se quedan sin leche”.
Debido a que la mayoría de las mujeres pueden amamantar se cree que esta
percepción se debe a falta de información sobre signos de saciedad y de hambre
del niño, técnicas inadecuadas de lactancia o falta de apoyo del equipo de
salud durante los primeros meses de vida (Centro de estudios sobre nutrición
infantil, 2019). En este sentido, resulta fundamental el estudio de los
factores que inciden en el inicio y mantenimiento de la LM, para lograr su
promoción.
Salud mental
materna y lactancia materna
Numerosos estudios han registrado la relación entre la
LM y el malestar psicológico materno, el cual se puede definir como un conjunto
de respuestas psicológicas y/o fisiológicas a los diferentes acontecimientos
estresantes. Estas respuestas se expresan en forma de síntomas de ansiedad y
depresión y suelen ser altamente comórbidas en el periodo perinatal (Nagel et
al., 2022). El estrés es un constructo que ha evolucionado significativamente
en los últimos 50 años y que presenta relevancia en aspectos psicológicos,
inmunológicos, neurológicos, endocrinológicos y sociales, entre otros. En el
lenguaje corriente, indica un estado exigente, acompañado de emociones
negativas. Para muchos científicos/as, este término se asocia a una respuesta
de "lucha o huida" ante una amenaza, es decir, una respuesta aguda y
adaptativa a un estímulo ambiental. Actualmente se lo podría concebir como un
conjunto de mecanismos típicamente positivos y adaptativos que mejoran la
supervivencia. No es simplemente un "sistema de emergencia", sino más
bien un proceso continuo en donde el organismo se adapta a las experiencias
cotidianas (McEwen & Akil,
2020). Está asociado con la actividad del eje hipotálamo-pituitario-adrenal
(HPA), compuesto por el hipotálamo, la glándula pituitaria, las glándulas
adrenales y las interacciones entre estas estructuras. Ante situaciones de
amenaza se desencadena una cascada hormonal en dichas estructuras, que finaliza
en la estimulación de la corteza suprarrenal, donde se secretan hormonas
glucocorticoides, entre ellas el cortisol (Romero et al., 2020). Numerosa
evidencia muestra que la activación prolongada del eje HPA genera efectos
nocivos para la salud. Por ejemplo, se ha reportado que el estrés crónico está
asociado al desencadenamiento de depresión, deficiencias inmunológicas,
alteraciones cardiovasculares, sociales y cognitivas entre otros (Dai et al., 2020; Iob, & Steptoe, 2019).
Los efectos del estrés materno sobre el binomio
madre-bebé han sido estudiados previamente. Ante la presencia de estrés durante
el embarazo, se han registrado modificaciones en la circulación placentaria, el
flujo de la arteria uterina, los niveles de cortisol maternos y cambios
estructurales en el control del sistema neurobiológico del feto. También se ha
encontrado una relación estrecha entre estrés, parto pretérmino (Garcia-Flores et al., 2020), bajo peso al nacer (Stylianou-Riga et al., 2018), defectos de la cresta neural
y cambios en la densidad de la materia gris fetal (Gorrita Pérez et al., 2014).
Además, los efectos de la ansiedad crónica durante el embarazo se relacionan
altamente con la hiperactividad, irritabilidad, llanto y dificultades para la
alimentación y el sueño en los/as lactantes (Lautarescu
et al., 2020).
La salud mental materna puede tener influencia sobre
la LM y la salud del binomio madre-bebé. Por lo tanto, los/as trabajadores/as
de la salud deben considerar este factor y operar en equipos
interdisciplinarios para poder abordarla. El estrés durante el embarazo es un
factor que merece atención especial. Se estima que más del 25% de las mujeres
sufren estrés prenatal y alrededor de un 15% de la población gestante padece
trastornos de ansiedad, reportándose con más frecuencia en mujeres primíparas,
con embarazo de alto riesgo y no planificado (Awad-Sirhan
et al., 2022). Este último factor debe ser tenido en cuenta a la hora de
intentar reducir los niveles de estrés maternos ya que también parece influir
en la duración de la LM. En un estudio llevado a cabo en un hospital público de
Argentina, aquellas mujeres que refirieron haber planeado su embarazo tuvieron
en su mayorìa partos vaginales y amamantaron más a
sus hijos/as de forma exclusiva. En aquellas mujeres que no habían planeado su
embarazo, ninguno/a de sus hijos/as recibió LME (Sosa Paez,
2023).
En cuanto a la depresión materna, su prevalencia
durante el embarazo (11%) y posparto (13%) es significativa, siendo esta última
mayor (20%) en países de bajos ingresos (Coo et al.,
2020). Los factores de riesgo reportados en Van Niel y Payne (2020) incluyen
historia personal y familiar de trastorno depresivo y ansioso, embarazo no
planificado o adolescente, multiparidad, complicaciones en el embarazo o en el
parto, problemas de salud del bebé, falta de apoyo social, estatus
socioeconómico bajo, historia de abuso sexual y adicciones. Por otra parte, una
depresión perinatal no tratada podría generar consecuencias en la madre y su
hijo/a. Durante el embarazo existe mayor incidencia de partos prematuros,
preeclampsia, bajo peso al nacer y suicidio materno (Caropreso
et al., 2020). En el período posparto se puede presentar estrés materno
elevado, escaso vínculo madre-bebé, disrupción en el inicio de la LM o menor
duración de la misma y un deficiente desarrollo cognitivo, conductual y
emocional del/la niño/a (Mercan & Tari Selcuk, 2021). A partir de esto, parece ser que el estado
psíquico de la madre durante el embarazo influye en la calidad posterior de la
interacción madre-hijo/a, obstaculizando en gran medida la disposición
psicológica para amamantar.
Lactancia
materna y cuidados maternos
Se han encontrado distintos estudios que señalan la
relación entre la LM y los cuidados maternos. En este sentido, se sugiere que
las hormonas que regulan la producción de leche (oxitocina y prolactina) tienen
un efecto sobre estructuras cerebrales que impulsan comportamientos maternos de
protección, incluido el apego (Peñacoba & Catala,
2019). La oxitocina es una hormona neuropéptida
producida por neuronas en el núcleo supraóptico y el núcleo paraventricular que
se proyectan a sitios límbicos como la amígdala, el estriado ventral, el
hipotálamo, el núcleo accumbens y el cerebro medio. Se considera que juega un
papel importante en la interacción madre-lactante y en el establecimiento de
comportamientos sociales a través de un bucle de retroalimentación bio-conductual.
Esta hormona es fundamental para la motivación y el compromiso con los demás;
aumenta la atención y la percepción precisa de la información social destacada
y mejora el reconocimiento social. Todos estos procesos son esenciales en la
formación de apego seguro. Además, ayuda en el proceso del parto y la
lactancia, promueve la empatía y brinda protección contra el estrés y la
ansiedad al atenuar las respuestas endocrinas y autónomas (Permatasari
& Syafruddin, 2022; Uvnäs
Moberg et al., 2019 En los roedores, la succión y los estímulos audiovisuales y
olfativos estimulan el cuidado materno, a través del aumento de la expresión de
receptores de oxitocina en áreas específicas del cerebro. Por el contrario, los
largos períodos de separación madre-hijo/a parecen inhibir el comportamiento
materno, a través de la modulación del receptor de oxitocina (Scatliffe et al., 2019).
Bowlby a partir del año 1969 (Calin
et al., 2021) argumentó fuertemente, desde una perspectiva evolutiva, que el
apego es un sistema biológico innato que promueve la búsqueda de proximidad
entre un/a bebé y una figura de apego específica, particularmente en contextos
de estrés. Datos no publicados del Grupo interdisciplinario de investigación en
aprendizaje y conductas de ingesta durante el desarrollo, CONICET-UAI Argentina
(GINACID) mostraron que las madres que refirieron haberse sentido
desprotegidas, deprimidas o ansiosas en la infancia, mayormente no habían sido
amamantadas. El vínculo proporciona una base para la adaptación, las relaciones
y la salud mental futuras de niños/as y adultos. Las experiencias tempranas de
la vida moldean la salud neurológica, psicosocial y física (Spratt
et al., 2016).
Basándose en observaciones de bebés y sus cuidadores
en el laboratorio, Mary Ainsworth en el año 1967 propuso tres tipos de apego:
seguro, evitativo y ansioso/ambivalente. A su vez afirmó que los patrones de
apego del binomio madre-bebé pueden formar el prototipo de las relaciones
posteriores. A partir de esto, argumenta que los/as niños/as con un apego
seguro experimentan a futuro una correcta adaptación a situaciones nuevas,
mayor capacidad de resolución de problemas, elevada cooperación en las relaciones
interpersonales, mayor resiliencia y mejor rendimiento cognitivo. En cambio,
aquellos caracterizados por un estilo ansioso/ambivalente son más retraídos y
vulnerables a las amenazas de separación en situaciones sociales posteriores.
Finalmente, el apego evitativo se caracteriza por producir aislamiento
emocional, falta de empatía y comportamiento antisocial y agresivo (Persano et al., 2018). Estudios hallaron que el tipo de
apego seguro parece amortiguar el aumento de cortisol, presente durante
situaciones de estrés, mientras que un estilo de apego materno más ansioso y
ambivalente se asocia con niveles más altos de esta hormona (Kuo et al., 2019). Aquellos niños/as que reciben constantes
cuidados en la infancia son capaces de desarrollar patrones de apego seguros,
en este sentido son autosuficientes y presentan mayor autoestima y confianza en
sí mismos. Por el contrario, aquellos que experimentan abuso y negligencia de
parte de sus cuidadores, son más propensos a desarrollar un apego inseguro y
desorganizado, en donde existe una menor regulación emocional e inflexibilidad
en respuesta al estrés (Cooke et al., 2019).
Por parte de los/as cuidadores/as existen
comportamientos y actitudes dirigidas al/la bebé que contribuyen al proceso de
apego, que en parte depende del tipo de apego que los padres y madres hayan
desarrollado en su infancia a través de sus propias figuras materno-parentales.
Es decir, los progenitores usan su propia versión de los métodos de crianza,
con una fuerte influencia de los aprendizajes provenientes de las generaciones
previas (Gebhardt & Hoss, 2022; Nishi, 2020). En
este sentido, algunos estudios han encontrado que las madres con un apego
seguro se adaptan mejor al estrés relacionado con la lactancia, tienen mayor
confianza para llevarla a cabo y son capaces de pedir ayuda a su pareja,
familia o trabajadores de la salud. Por el contrario, aquellas con apego
inseguro experimentan mayor ansiedad durante el embarazo, valoran el parto y la
lactancia como experiencias estresantes, presentan dificultades para
identificar las señales del/la bebé y evitan el contacto físico y emocional con
él/ella (Linde et al., 2020). En estudios con animales, se ha encontrado en las
ratas hembra adultas que recibieron una buena atención materna, una mayor
frecuencia de acicalamiento de sus crías y un aumento de los niveles de
receptores de oxitocina, reflejando que esta hormona es la protagonista de los
correctos cuidados maternos (Eapen et al., 2014).
Cuidado
materno y su relación con el estrés
Al parecer, la calidad del cuidado materno modula de
manera favorable la responsividad al estrés en la
vida adulta y con ello el posible desencadenamiento de trastornos emocionales.
A partir de alteraciones en el medio ambiente temprano se producen cambios en
la función neuroendocrina, lo que lleva a diferencias individuales estables en
respuesta a estímulos que amenacen la homeostasis en la vida adulta (Cui et
al., 2020). Si el estrés dificulta la lactancia, podría ser relevante
considerar las experiencias tempranas que podrían afectar las respuestas de
estrés en la adultez.
Estudios longitudinales han demostrado que el vínculo
madre-hijo/a es crucial en la configuración del desarrollo cognitivo, emocional
y social de los niños y niñas. En roedores las investigaciones evidencian que
la transmisión de tasas elevadas de cuidado materno entre generaciones
proporciona una capacidad de respuesta conductual y fisiológica atenuada al
estrés (Fóscolo et al., 2022). Otras investigaciones
señalan el papel del COPAP en la regulación del estrés, disminuyendo los
niveles de cortisol y aumentando los valores de oxitocina en madres y sus
recién nacidos (Ionio et al., 2021).
Existen diferencias individuales en la calidad del
apego que reflejan la naturaleza del cuidado recibido en edades tempranas. Un
grupo de investigadores logró adaptar el Procedimiento de Situación Extraña
aplicada en humanos, a un grupo de crías de ratas. Este procedimiento utiliza
la angustia inducida por la separación seguida de la reunión con los padres y
las madres y, por lo tanto, la forma en que el/la bebé interactúa en su
reencuentro con ellos/as, ha demostrado ser un determinante importante para clasificar
la calidad del apego. Inicialmente se asignó de manera aleatoria a un grupo de
crías a las que se les aplicó el Modelo de escasez y bajos recursos, que
inducía a la madre a maltratar a sus crías. Este modelo fue desarrollado por
Regina Sullivan, pionera en el estudio del aprendizaje olfatorio temprano, en
el año 2005. Consiste en administrar una cantidad escasa de viruta en el nido
durante el período de lactancia, provocando que la madre invierta gran parte
del tiempo en intentar armar el nido, una disrupción de las conductas maternas
de cuidado, un incremento del maltrato hacia las crías y una reducción de los
comportamientos asociados a la alimentación. Continuando con la investigación,
seguidamente se administró el procedimiento de situación extraña, el cual
consistía en una serie de exposiciones a un extraño y la separación y reunión
con la madre, culminando en una etapa final de reunión de la cría con la madre.
Los resultados fueron similares a los observados en bebés humanos, donde
aquellos/as que presentan menos factores de riesgo (como condiciones de vida
inestables, problemas de salud mental o de abuso de sustancias o evidencia de
maltrato previo) son más propensos/as a mostrar un apego seguro y organizado,
como acercarse a los padres y a las madres y calmarse cuando éstos/as
regresaban, mientras que aquellos/as con más factores de riesgo tenían más
probabilidades de mostrar conductas de apego desorganizado, evitando el
reencuentro o llorando lejos de la madre. En el caso de las ratas, las crías
del grupo control eran más propensas a mostrar comportamientos típicos de apego
tras el reencuentro con su madre. Se aproximaban a ella, lactaban y dormían en
su vientre de forma recurrente. Por el contrario, las crías que fueron
manipuladas de forma brusca con el protocolo de estrés materno, fueron menos
propensas a mostrar estos comportamientos, exhibiendo en cambio conductas
atípicas, tales como dormir a espaldas de la madre o en solitario (Junod et al., 2019; Opendak et
al., 2020).
El cuidado materno-parental temprano impacta en el
desarrollo del cerebro y la personalidad, lo cual consecuentemente contribuye a
moldear las respuestas neuro-endócrinas de estrés a lo largo de la vida. En
este sentido, en algunos estudios se observan correlaciones entre el cuidado
materno-parental temprano, el volumen del hipocampo, la autoestima y la
respuesta de cortisol ante un estresor en una muestra de humanos adultos. La
regulación del eje HPA está profundamente afectada por las experiencias tempranas.
La separación materna (SM) o un cuidado materno deficiente produce alteraciones
en la expresión de receptores de glucocorticoides en el hipocampo y
alteraciones del eje HPA que repercuten en un incremento de los niveles de
cortisol (Čater & Majdič,
2022). Estos resultados sugieren que las experiencias tempranas de estrés
elevado podrían impactar en generaciones siguientes.
En síntesis, los estudios anteriores parecen señalar
una relación entre lazos materno-parentales, lactancia y estrés. En este
sentido, se podría pensar como la historia y tipo de crianza de las mujeres con
niños/as pequeños influye sobre el inicio y mantenimiento de la LM y en las
respuestas de estrés. Se observa una cadena de asociaciones, donde aquellas
madres que tuvieron cuidadores que en su infancia les proveyeron de un apego
seguro en la actualidad presentan menores niveles de estrés. El tipo de crianza
con una alta calidad de cuidado, sumado al incremento de los niveles de
oxitocina generado por el acto de amamantar, podrían ser factores que faciliten
un vínculo óptimo entre el binomio.
Apoyo social
Una variable que se estudió sistemáticamente por sus
efectos de atenuación de las respuestas de estrés, es el apoyo social (en
inglés, social buffering). El apoyo social es un
constructo estudiado desde modelos animales y humanos, desde diversas
perspectivas que intentaremos abordar en este apartado. Numerosa evidencia
muestra que el eje HPA puede ser regulado por la presencia de conespecíficos
(Wu, 2021). Este efecto se observó en una amplia variedad de especies y bajo
diferentes situaciones de estrés, tales como estresores leves cotidianos (Chubar et al., 2023), SM (Nishi, 2020) y la exposición a un
discurso público (Becker et al., 2020). En cada etapa del desarrollo se produce
una variación en cuanto a los estímulos que funcionan como apoyo social. Los
estímulos provenientes de la madre parecerían ser efectivos en la reducción de
respuestas de estrés y dolor en la temprana ontogenia. Evidencia previa muestra
que los mecanismos de buffer se desencadenan cuando el olor de la madre está
presente (Loos et al., 2019; Maayan-Metzger et al.,
2018). Conforme los individuos se desarrollan, la eficacia de la madre decrece
y otros estímulos serán más eficientes para reducir las respuestas de estrés,
siendo éstos los congéneres de una edad similar en la niñez y adolescencia y la
pareja en la adultez.
En humanos, administrando la Prueba de Estrés Social
de Trier en niños, niñas y adolescentes se ha
demostrado que hablar en público genera un aumento en los niveles de cortisol y
la presencia de los progenitores reduce las respuestas de estrés ante la
situación estresante (Perry et al., 2021). Estos resultados también se han
observado cuando las personas deben exponerse ante el público y cuentan con la
presencia y el apoyo instrumental y emocional de un amigo (para una revisión
ver Avellaneda y Kamenetzky, 2021).
Estudios con roedores aportan evidencia sobre el rol
materno en la reducción de respuestas de estrés en las crías. La madre funciona
como un potente soporte en situaciones de estrés y regula el eje HPA durante el
desarrollo temprano. Dicho eje se encuentra funcional en este período, pero la
estimulación materna suprime su activación (Rajan et al., 2019). Experimentos
en la ontogenia temprana muestran que, ante la presencia de la madre, las crías
presentan una respuesta reducida al estrés durante los primeros días de vida,
al influir en la disminución de los niveles de glucocorticoides (Nagasawa et al., 2021).
La pérdida temporal de los cuidados maternos durante
los períodos críticos del posparto en humanos provoca efectos a largo plazo
sobre el aprendizaje y la cognición, el desarrollo de trastornos mentales, la
agresividad y una mayor tendencia al abuso de drogas. En este sentido, la
exposición al estrés en los primeros años de vida puede tener consecuencias a
largo plazo para la salud, hasta la edad adulta (Čater
& Majdič, 2022). La calidad de la atención
materna proporcionada a la descendencia puede verse afectada por la ausencia
temporal del cuidado materno. Alves et al., (2020) realizaron un análisis de
artículos científicos que evaluaron el impacto de la SM sobre los cuidados
maternos, encontrando aumento en los niveles de ansiedad, síntomas depresivos y
comportamientos maternos alterados, particularmente durante los períodos más
prolongados de SM.
Experimentar estrés durante el período prenatal puede
comprometer el cuidado materno durante el período posnatal e influir en el
desarrollo de la descendencia. En roedores, aquellas hembras que de crías
recibieron elevados cuidados maternos y fueron expuestas a estrés gestacional
durante la última semana de gestación, exhibieron bajos niveles de atención
materna durante el período posparto (John, 2019). El estrés durante la preñez
activa el eje HPA materno, liberando glucocorticoides que activan el sistema nervioso
parasimpático. La descendencia expuesta a niveles elevados de glucocorticoides
durante el desarrollo fetal presenta niveles elevados de corticosterona
plasmática, lo que produce hiperactividad, inhibición de la exploración,
deterioro del comportamiento cognitivo y social y alteraciones del estado de
ánimo (Haq, 2021; Zhang et al., 2021).
La falta de atención al cuidado de la salud de las
gestantes puede repercutir de manera negativa en la salud del feto.
Paredes-Mondragón et al. (2019) hallaron que la ausencia de apoyo social
adecuado durante la gestación está relacionada con el bajo peso al nacer. En su
estudio lograron identificar el subgrupo de mujeres que pueden ser
especialmente susceptibles a los efectos potencialmente perjudiciales de la
falta de apoyo social y en qué circunstancias esta falta de apoyo puede llevar
a mayores complicaciones para la gestante y el neonato: las gestantes en su
primer embarazo, con cesárea previa, con antecedente de vaginosis en el
embarazo, con apoyo social inadecuado, de estrato socioeconómico bajo, nivel
educativo menor a 9 años y procedentes de zona rural. Con respecto a la
situación de pareja, se halló que las madres solteras alimentaron menos con LM
a sus hijos/as que aquellas casadas o en pareja (Sosa Paez,
2023).
El apoyo de los equipos de salud durante la etapa
perinatal también podría influir en el incremento del apoyo social y en la
optimización de los índices de crecimiento del/la bebé. Una investigación en
población con desnutrición infantil mostró que los bebés de madres que habían
asistido a programas para embarazadas evidenciaron mayores medidas de
crecimiento (puntajes z de índice de masa corporal, perímetro cefálico, talla
para la edad y peso para la edad), en comparación con niños/as de madres que no
asistieron al programa (Hernández Escalona et. al.,
2023). Estos datos permiten reflexionar acerca de la importancia que presenta
el apoyo social a la madre para el desarrollo del lactante.
Vulnerabilidad
social
Mediante el modelo de escasez de recursos de Sullivan
(Raineki et al., 2010) se determinó que, bajo
condiciones de estrés materno por escasez de recursos, la interacción y el
cuidado de las crías se ven altamente afectados. Este modelo es actualmente
utilizado por el GINACID para estudiar las consecuencias de la crianza bajo
escasez de recursos, en la descendencia. Se halló que las ratas adultas que en
su infancia habían sido criadas por madres estresadas, presentaron medidas de
crecimiento alteradas, tales como una menor longitud corporal y el tamaño del
cráneo. Resultados similares se hallaron en ratas infantes, las mismas
presentaron una disminución del peso corporal y el ancho del cráneo y estas
alteraciones se conservaron aún hasta la adultez (datos en preparación). Las
madres en todo momento tuvieron acceso libre a alimento y agua, por lo cual los
resultados se deberían al estrés provocado por la escasez de recursos para
construir el nido.
Lewin et al. (2019) realizaron una investigación en un
grupo de crías utilizando este modelo y observaron que la carga de estrés en la
madre generado por este procedimiento la indujo a realizar comportamientos de
maltrato, tales como manipulación de forma brusca, pisoteos y traslado con
arrastre. Además, se registró fragmentación del sueño de modalidad de ondas
lentas (NREM) de la descendencia a corto y largo plazo, producto de la crianza
inadecuada recibida. En otro trabajo, utilizando el mismo modelo animal, no se
registraron cambios en la calidad o frecuencia de las interacciones de crianza,
sin embargo, la respuesta cortical de las crías al acicalamiento y
amamantamiento efectuado por su madre se atenuó.
En resumen, experiencias de crianza con una madre con
recursos suficientes disminuyen las respuestas de estrés en la descendencia.
Por el contrario, si la madre despliega los cuidados bajo una situación de
estrés por escasez de recursos, las crías desarrollarán una disminución en la
capacidad para afrontar experiencias adversas y presentarán alteraciones en el
crecimiento que se evidenciarán aún hasta la adultez. Los resultados indican
que un factor escasamente considerado, como las condiciones de crianza, podrían
alterar las reacciones de estrés, el crecimiento y los recursos para afrontarlo
en la descendencia y este efecto puede prolongarse hacia etapas posteriores del
desarrollo.
Estos hallazgos remarcan la idea de que la
estimulación sensorial proporcionada por la madre tiene un acceso privilegiado
tanto para la regulación inmediata del cerebro y el comportamiento, como para
la programación de la función neuroconductual posterior (Opendak
et al., 2020). A partir de un estudio en mujeres que asisten a un hospital
público de la provincia de San Luis, se hipotetizó que indirectamente podría
haber una relación entre la situación de pobreza y la LM. Aquellas mujeres que
habían percibido vivir situaciones de pobreza presentaron niveles elevados de
depresión; luego se halló una correlación positiva entre depresión y estrés y
finalmente, aquellas mujeres más estresadas alimentaron en menor medida a sus
hijos/as con leche materna (Sosa Paez, 2023).
CONCLUSIÓN
La LM presenta múltiples beneficios para el binomio
madre-bebé, sin embargo, su prevalencia a nivel mundial se encuentra por debajo
de lo recomendado, por lo que la identificación de los factores que influyen en
su inicio y/o mantenimiento resultan fundamentales para la promoción de la
salud de ambos. Los trabajos revisados en este artículo señalan que el estrés
materno es uno de los factores que dificultan la LM y el apoyo social podría
mitigar sus efectos.
Se ha reportado en modelos animales que el estrés
materno por SM y escasez de recursos produce una disminución de la calidad del
cuidado materno, afecta la LM y genera daños a largo plazo sobre la
descendencia, tales como alteraciones en el crecimiento hasta la adultez,
cognitivas, emocionales y comportamentales (John, 2019; Zhang et al., 2021).
En humanos, altos niveles de estrés materno se asocian
con una demora en el inicio de la lactancia, menor volumen de leche, tomas
menos frecuentes y menor duración de la primera toma (Doulougeri
y cols., 2013), además de la finalización temprana de la lactancia (Dozier y cols., 2012). Se ha encontrado que el apoyo de
otros congéneres constituye un factor amortiguador del estrés (Čater & Majdič, 2022).
Estudios en humanos han demostrado que la presencia de los progenitores ante un
discurso público en niños/as y adolescentes, reduce las respuestas de estrés
(Perry et al., 2021). Datos de un hospital de San Luis, Argentina, en mujeres
que asistían a un hospital público mostraron que aquellas que percibieron haber
sufrido situaciones de pobreza presentaron mayores niveles de depresión, mayor
depresión se asoció con mayor estrés materno y aquellas que estaban más
estresadas alimentaron menos a sus bebés con leche materna (Sosa Paez, 2023). Se considera necesario identificar aquellos
factores que pueden ayudar a disminuir el estrés materno, ya que los efectos
que este produce pueden impactar negativamente en diversas etapas del
desarrollo y en las generaciones futuras.
En población con desnutrición infantil, un escaso
apoyo social se asocia con dificultades en la lactancia. Además, las madres de
niños/as desnutridos/as que recibieron escaso apoyo social y formación en
lactancia durante el embarazo, reportaron mayores niveles de estrés durante el
embarazo y sus niños/as presentaron menor PC y talla, en comparación con el
grupo que recibió charlas de lactancia y un elevado apoyo social. Asimismo, el
haber recibido las charlas de lactancia en las fundaciones, donde reportaron
haberse sentido acompañadas, repercutió en un incremento de las medidas de
crecimiento de los/as niños/as (Hernández Escalona et. al.,
2023).
Resulta relevante considerar el apoyo social brindado
por el equipo de salud, dado que la escasez del tiempo del cual disponen los
profesionales para la atención del binomio en los hospitales y otros centros de
salud, podría tener consecuencias para la salud de la madre y el/la bebé a
corto y largo plazo. El apoyo de los equipos de salud podría, en gran parte,
colaborar en la disminución de los niveles de estrés materno y facilitar el
sostenimiento de la LM (Centro de estudios sobre nutrición infantil, 2019). Al
respecto, se ha desarrollado el concepto de institución como buffer del buffer,
es decir, la institución como soporte para la madre ofreciendo apoyo, para que
ésta pueda oficiar de buffer para su bebé, disminuyendo sus respuestas de
estrés, brindándole alimentación con leche humana y un ambiente de crianza
óptimo (para una revisión ver Avellaneda & Kamenetzky,
2021).
A partir de la presente revisión se puede señalar que
el estudio en profundidad de la variable apoyo social permitiría reconocer cada
vez más su impacto en la disminución de los niveles de estrés materno y en la
promoción de la LM. A partir de esto, se crearían las bases para el desarrollo
de estrategias que permitan acompañar a las familias y especialmente, a las
mujeres que ofrecen una crianza monoparental, promoviendo la LM y la salud del
binomio.
ORCID
Valeria Sosa Páez https://orcid.org/0009-0005-8414-7978
Giselle Kamenetzky https://orcid.org/0000-0003-0995-3839
Anna Rovella https://orcid.org/0009-0003-9336-8997
CONTRIBUCIÓN
DE LOS AUTORES
Valeria Sosa Páez: conceptualización, metodología,
escritura de borrador original, escritura de revisión y edición, visualización.
Giselle Kamenetzky:
conceptualización, metodología, escritura de borrador original, escritura de
revisión y edición, visualización, supervisión, administración de proyecto y
adquisición de financiación.
Anna Rovella:
conceptualización, metodología, escritura de borrador original, escritura de
revisión y edición, visualización.
FUENTE
DE FINANCIAMIENTO
Esta investigación fue financiada por la Universidad
Abierta Interamericana con un subsidio otorgado a Giselle Kamenetzky
y por la Secretaría de Ciencia y Técnica. Universidad Nacional de San Luis con
un subsidio otorgado a la Dra. Anna Rovella.
CONFLICTO
DE INTERESES
Los autores declaran que no presentan conflicto de
intereses.
AGRADECIMIENTOS
No aplica.
PROCESO
DE REVISIÓN
Este estudio ha sido revisado por tres revisores
externos en modalidad de doble ciego (Juan Artica Martínez y otro revisor). El
editor encargado fue Renzo Rivera. El proceso de revisión se encuentra como
material suplementario 1.
DECLARACIÓN
SOBRE EL USO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL GENERATIVA
En la creación del manuscrito no se utilizaron
herramientas generadas por inteligencia artificial.
DECLARACIÓN
DE DISPONIBILIDAD DE DATOS
No aplica.
DESCARGO
DE RESPONSABILIDAD
Los autores son responsables de todas las afirmaciones
realizadas en este artículo.
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