http://dx.doi.org/10.24016/2021.v7.233
ARTÍCULO ORIGINAL
Factores
asociados al comportamiento sexual de mujeres peruanas entre 15 y 25 años de
edad
Associated
factors to the sexual behavior in Peruvian women among 15 and 25 years old
Walter
L Arias Gallegos 1 * y Renzo Rivera 1
1 Universidad Católica San Pablo,
Arequipa, Perú.
*
Correspondencia: warias@ucsp.edu.pe
Recibido: 27 de mayo de 2021 | Revisado:
14 de octubre de 2021 | Aceptado: 14
de noviembre de 2021 | Publicado Online:
15 de noviembre de 2021.
CITARLO COMO:
Arias Gallegos, W., & Rivera, R. (2021).
Factores asociados al
comportamiento sexual de mujeres peruanas entre 15 y 25 años de edad. Interacciones, 7, e233. http://dx.doi.org/10.24016/2021.v7.233
RESUMEN
Introducción: El
comportamiento sexual de la mujer se encuentra asociado a diversos factores
protectores o de riesgo que es importante valorar. Determinar los factores
socioeconómicos asociados al comportamiento sexual de la mujer peruana de 15 y
25 años de edad. Método: Se realizó un análisis secundario de la
Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) del año 2016; con una muestra
de 7,962 mujeres de 15 a 25 años de todo el territorio peruano. Se realizaron
análisis asociativos de la edad de inicio sexual, el número de parejas sexuales
y el uso de anticonceptivos, en función de las variables sociodemográficas.
También se usó la regresión de Poisson con varianza robusta. Resultados: Se
encontró que los factores que se asocian con la edad de inicio sexual y el
número de parejas sexuales son la zona de procedencia, el estado civil, el
nivel educativo, el estatus laboral y el nivel socioeconómico. Mientras que las
mujeres que trabajan y cuyas parejas no beben alcohol son las que tienen mayor
probabilidad de usar anticonceptivos. Conclusiones: Se puede concluir
que ciertas condiciones socioeconómicas y laborales actúan como factores
protectores de la conducta sexual femenina, mientras que el tener una pareja
que bebe es un factor de riesgo.
Palabras
clave: Comportamiento sexual, mujer, demografía,
pareja sexual, anticonceptivos.
ABSTRACT
Background: The sexual behavior of women is associated with various protective or
risk factors, which are important to assess. To determine the socioeconomic
factors associated with the sexual behavior of Peruvian women within 15 and 25
years old. Method: A secondary analysis of the 2016 Demographic and
Family Health Survey (ENDES) was conducted. Our sample was 7962 women from 15
to 25 years old, from all over the Peruvian territory. Associative analyzes
were carried out on the age of sexual initiation, the number of sexual partners
and the use of contraceptives, based on sociodemographic variables. Poisson
regression with robust variance was also used. Results: It was found the
factors, that are associated with the age of sexual initiation and the number
of sexual partners, are the area of origin, marital status, educational level,
employment status and socioeconomic level. While women who work and whose
partners do not drink alcohol are the most likely to use contraceptives. Conclusions:
It can be concluded that certain socioeconomic and work conditions act as
protective factors of female sexual behavior, while having a partner who drinks
alcohol is a risk factor.
Keywords: Sexual behavior; woman, demography, sexual couple,
contraceptives.
INTRODUCCIÓN
La sexualidad humana es una conducta compleja que se
encuentra determinada por aspectos biológicos, psicológicos y sociales (McCary, 1983). Asimismo, el comportamiento sexual se va formando desde la infancia y
se manifiesta de manera individual hasta la senectud. De modo que, durante la
edad preescolar, a través de la convivencia familiar y la interiorización del
esquema corporal y los roles sexuales se empieza a formar la identidad sexual y
personal, que es también reforzada durante el tránsito por la escuela (Cuevas et
al., 2015; Salinas, & Rosales, 2016); mientras que en la senectud la
sexualidad se expresa de diferentes formas, aunque no necesariamente con el
mismo acento que se ponía en el plano físico en las etapas precedentes del
desarrollo (Herrera, & Oliva, 2016).
Pero si bien la sexualidad se manifiesta a lo largo
de toda la vida según la etapa correspondiente del desarrollo, es en la
adolescencia que cobra gran relevancia, pues el funcionamiento de las hormonas
sexuales estimula la aparición de rasgos sexuales secundarios y el impulso
sexual irrumpe en la vida del adolescente dando un nuevo sentido a sus
interacciones sociales (Canova, 2014) y forjando una
identidad personal que se funde con su proyecto de vida aportando a su
bienestar psicológico (Barra, 2011).
Sin embargo, una sexualidad erróneamente orientada
puede devenir en diversas situaciones de riesgo para el adolescente que tendrán
consecuencias negativas en la adultez. Dentro de estas conductas se tiene la
promiscuidad sexual, el contagio de infecciones de transmisión sexual (ITS),
embarazos no deseados y otras conductas de riesgo asociadas como el consumo de
sustancias psicoactivas y el fracaso escolar. En ese sentido, el contexto
social de una plena liberación de la sexualidad ha derivado en relaciones
“amorosas” abiertas (Flores-Hernández et al., 2021) en las que relaciones
sexuales son vividas de manera nihilista y hedonista, carentes de todo
contenido emocional y desprovistas de su fundamento más esencial como es el
amor (López, 2017). En ese sentido, la edad promedio del inicio sexual en el
Perú es de 14 años para los varones y de 15 para las mujeres (Mayorga et al.,
2016), pero mientras en 1986 el porcentaje de mujeres que nunca había tenido
relaciones sexuales era de 82%, en el 2014 esta cifra decreció al 69%, lo que
supone que un 31% de mujeres adolescentes ya tuvo relaciones sexuales (Cueto,
& León, 2016). Este aspecto es muy importante porque el inicio temprano de
la actividad sexual incrementa el riesgo de tener ITS, embarazos no deseados y
menor calidad de vida (Custorio et al.,
2017).
Por otro lado, entre los factores que influyen en el
inicio sexual de los adolescentes escolarizados de Lima se tiene la
comunicación con los padres, el fracaso escolar, una actitud laxa hacia la sexualidad
y baja autoestima (Gamarra, & Iannacone,
2010). Otros estudios han reportado como factores
asociados al inicio de la actividad sexual, la región de procedencia
(principalmente la selva peruana) y el conocimiento en sexualidad
(primordialmente en el caso de los varones) (Cueto, & León, 2016), por
presiones del enamorado y el temor a perderlo (Chirinos
et al., 1999) y el consumo de bebidas alcohólicas (Mayorga et
al., 2016). En otros países como Colombia, además de los factores mencionados
se ha reportado que el nivel socioeconómico y el estudiar en colegios privados
se asocian con una sexualidad menos controlada, mediada por la comunicación con
los padres, aunque los resultados no son concluyentes (Orcasita, Palma, Sadeghian,
Villafañe, Sánchez, Sevilla, Torres, & León, 2018). En
Brasil, se ha reportado que los adolescentes con más número de parejas y menor
bienestar psicológico, son los que tienen mayor probabilidad de presentar
comportamientos sexuales riesgosos (Gonçalves et al., 2007). En
México una investigación con estudiantes de nivel superior reveló que los
varones habían tenido menos parejas sexuales que las mujeres y que los motivos
para tener relaciones sexuales se asociaban con la situación social del
momento, la atracción física, el consumo de alcohol y la excitación sexual
(Piña, & Rivera, 2009).
En España por ejemplo, los motivos para tener
relaciones sexuales suelen ser de carácter intrínseco para los varones (placer,
excitación, etc.) y extrínsecos para las mujeres (presión de la pareja, el
contexto situacional, quedar mal con los amigos, etc.), pero se recalca que
entre los motivos para no tener relaciones sexuales entre las mujeres, se
tienen el embarazo, el riesgo de contraer ITS, el temor a perder la virginidad,
además de que un 20% de las mujeres participantes señalaron que no tendrían
relaciones si no aman a su pareja (Navarro et al., 2003). Otros
estudios con adolescentes en ese país han resaltado que los varones tienen un
inicio sexual más temprano que las mujeres y que las conductas de riesgo más
frecuentes son el mantener relaciones sexuales sin protección y tener
relaciones sexuales de forma casual; siendo mayores entre los sujetos
tipificados como masculinos, seguidos de los andróginos y de los femeninos (García et
al., 2010). En otro estudio con estudiantes universitarios de
entre 18 y 40 años, se encontró que dado que las mujeres realizaban conductas
sexuales convencionales tienen menor riesgo de contraer ITS (García et
al., 2005), lo cual puede explicarse por patrones culturales
distintivos entre varones y mujeres (Rosa, & Toro, 2005).
Parece ser entonces que las mujeres están menos
expuestas a conductas de riesgo sexual, debido precisamente a que retardan un
poco más su inicio sexual y tienen mayor temor de quedar embarazadas o contraer
ITS. En ese sentido, el embarazo adolescente en el Perú, se estima que afecta a
14.6% de las adolescentes entre 15 y 19 años, notándose un aumento del 3.2%
desde 1992, siendo las regiones con menor prevalencia Moquegua, Arequipa,
Lambayeque, Junín y Apurímac (Fernández, 2015). Este aumento del embarazo
adolescente podría explicarse por una actitud más permisiva hacia el aborto
entre los jóvenes que son sexualmente activos (Huamani,
& Serruto, 2017) y los
altos índices de consumo de bebidas alcohólicas y la exposición a la violencia
entre las parejas jóvenes (Calderón, & Alzamora, 2011).
Por otro lado, con respecto a las conductas sexuales
de riesgo, en Estados Unidos uno de cada 8 adolescentes está infectado con una
ITS, siendo más prevalentes los casos de adolescentes afroamericanos de sexo
femenino, quienes entre los 15 y 19 años tienen mayor riesgo de contraer
sífilis y gonorrea que cualquier otro grupo étnico, y teniendo como factores
predictivos más potentes, un debut sexual más temprano, así como el consumo de
sustancias psicoactivas (Bachamas et al.,
2002). En ese sentido, un estudio ha reportado que las
mujeres que permanecen vírgenes hasta el matrimonio tienen 10 años más de vida
que aquellas que mantuvieron relaciones premaritales, y que el tener amigos que
consumen drogas es un importante factor de riesgo mientras que el tener padres
que monitorean constantemente a sus hijos es un factor protector de la conducta
sexual durante la adolescencia (Mandara et al., 2003). De
hecho, el ambiente familiar tiene un efecto predictivo sobre la conducta sexual
del adolescente desde la infancia (Skinner et al., 2014).
En ese sentido, una gran variedad de estudios ha
puesto de manifiesto que la estructura familiar (Chirinos
et al., 1999) y las dinámicas familiares tienen efecto en las
conductas sexuales de los adolescentes (Mayorga et al., 2016). A pesar de que
muchos adolescentes consideran que la conducta sexual se ubica en la esfera de
su intimidad (Montañés et al., 2008), el
hablar con los padres sobre sexo, y sobre todo con la madre, independientemente
del sexo de los hijos, tiene un efecto protector frente a las conductas
sexuales de riesgo (Gamarra, & Iannacone,
2010). Entre los factores explicativos dentro del orden
familiar se han investigado la satisfacción familiar y la comunicación con los
padres (Mayorga et al., 2016), el
ambiente familiar y el apego parental (Andrade et al., 2006), la
cercanía entre hermanos y el rol de monitoreo de los hermanos mayores
(Enríquez, & Robles, 2013), como factores que ejercen un papel protector
del adolescente y que tienen un efecto predictivo significativo en su conducta
sexual. La comunicación con los padres se ha relacionado con el conocimiento
sexual que exhiben los adolescentes y es un factor predictivo estadísticamente
negativo del embarazo adolescente (Orcasita, Cuenca,
Montenegro, Gareido, & Haderlein,
2018). Un factor mediador en este contexto, es también
el grado de instrucción de los padres, aunque en el Perú se ha reportado que
los padres con mayor grado de instrucción se encuentran a favor de que sus
hijos utilicen anticonceptivos (Marchena, 2016). Por otro lado, la historia de
violencia familiar en el hogar de origen se ha relacionado con un debut sexual
precoz, embarazos no deseados, consumo de sustancias psicoactivas y relaciones
violentas durante el noviazgo (Vézina et al.,
2015).
Asimismo, las familiares nucleares tienen un efecto
más positivo en la salud sexual y el bienestar psicológico de los hijos,
mientras que en las familias monoparentales ocurre todo lo contrario (Campbell,
2015). El tener un familiar con VIH u otras ITS, también constituye un factor
de riesgo para contraer ITS durante la adolescencia o la adultez temprana (Murphy et
al., 2010), de modo similar, el número de parejas sexuales
también tiene un efecto estadísticamente positivo en las conductas sexuales de
riesgo de los jóvenes que se encuentran estudiando en la universidad (Gebresllasie et al., 2017).
Con respecto al uso de anticonceptivos, un estudio
realizado en Perú, reportó que el 63% de las 935 de adolescentes evaluadas
usaría la píldora anticonceptiva antes de tener una relación sexual, y el 87%
acudiría previamente a un centro de planificación familiar. Entre aquellas que
ya han tenido relaciones, el 40% usó anticonceptivos la primera vez que
tuvieron sexo, y el 60% utilizó preservativo (Chirinos
et al., 1999). Otro estudio realizado en Lima con 489
estudiantes de nivel secundario con una edad media de 15 años, encontró que la
madre y el profesor eran las principales fuentes de información sobre el uso de
anticonceptivos y que el 93.5% está dispuesto a utilizarlos (Jerónimo
et al., 2009). Sin embargo, en otro estudio más reciente el
31.9% refiere no tener información sobre el uso de anticonceptivos y el 23% y
cree que el embarazo se puede evitar sin el uso de anticonceptivos (Mayorga et
al., 2016).
En ese sentido, si bien los programas preventivos
enfocados en la información vertida sobre sexualidad y anticoncepción han
mostrado cierta eficacia (Saeteros et al., 2016), según
los participantes de uno de estos programas efectuados en Perú, es necesario
mejorar los métodos didácticos haciendo uso de tecnologías de la información y
comunicación (Vela, 2016), pero sobre todo es fundamental enfatizar los valores
familiares (Nwankwo, & Nwoke, 2009) y los procesos de toma de decisiones sobre la base
de habilidades sociales y conductas asertivas, para que los jóvenes y
adolescentes tomen decisiones adecuadas. También es necesario contar con
métodos adecuados para la valoración del comportamiento sexual como
instrumentos de medición debidamente estandarizados y entrevistas validadas (Blanc,
& Rojas, 2017).
Finalmente, con respecto a la fecundidad de la
mujer, una investigación recientemente publicada señala que los determinantes
sociodemográficos de la fecundación en la mujer peruana son la edad del debut
sexual, el número de parejas sexuales, el nivel educativo y el que la mujer sea
mayor que su pareja (Seperak, & Rivera, 2018). En
ese sentido, parece ser que las mujeres que posponen su debut sexual, puesto
que tienen una vida sexual más reducida, tienen mayores posibilidades de
acceder a una mejor educación, tener un trabajo estable y contar con solvencia
económica (Gómez et al., 2017). Estos
factores socioeconómicos, sin embargo, pueden estar mediados por aspectos de
índole geográfica, pues Federico León (2012) ha señalado que, por ejemplo, la
latitud geográfica tiene efectos sobre la fecundidad femenina, porque las
mujeres que viven cerca de la línea ecuatorial tienen más hijos, debido a que
en estas zonas la radiación solar es mayor y ello estimula la vitamina D que
tiene cierta injerencia en la conducta sexual. De este modo, al ser más activas
sexualmente, tienen más hijos, estudian menos y son dependientes de sus parejas;
pero además, dado que tienen un menor nivel educativo,
sus hijos tienen niveles menores de inteligencia, un rendimiento educativo más
bajo, y una productividad laboral inferior en comparación con quienes viven en
dirección a la latitud sur.
Todos estos factores intervienen como antecedentes o
predisponentes en el comportamiento sexual de la mujer, pero según ciertos
criterios podrían tener mayor o menor peso predictivo. En consecuencia, la
finalidad de la presente investigación es analizar los factores
sociodemográficos asociados al comportamiento sexual de las mujeres peruanas
dentro de un rango de edad de 15 a 25 años, y en relación con la edad del
inicio sexual, el número de parejas sexuales, el uso de anticonceptivos y la
fecundidad.
MÉTODO
Diseño
La presente investigación corresponde a un diseño
transversal basado en el método de encuesta (Shaughnessy et al., 2012), habiéndose utilizado la base de datos
la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES 2016) (Instituto Nacional de Estadística
e Informática [INEI], 2016) cuya
población objetivo son las mujeres en edad fértil de 15 a 49 años de edad y sus
hijos menores de 5 años.
La ENDES es una encuesta nacional que se encuentra a
cargo del Instituto Nacional de Estadística de Informática del Perú (INEI,
2016) y se aplica individualmente a las mujeres seleccionadas. Los temas
evaluados por la ENDES que sirvieron de fuente de información para el presente
estudio son las características demográficas y sociales, la historia reproductiva,
el conocimiento y uso de anticonceptivos, la nupcialidad, el embarazo y la
lactancia, las preferencias de fecundidad, la experiencia laboral, la
mortalidad materna y la violencia doméstica.
Participantes
La muestra de la ENDES 2016 fue seleccionada mediante
métodos probabilísticos, por áreas y estratos, además de ser bietápica y autoponderada a nivel
departamental por área de residencia. Dicha muestra está constituida por 3,175
conglomerados, distribuidos proporcionalmente en las áreas urbana y rural; el
número de conglomerados por departamento fluctúa entre 96 hasta 130, pero en
Lima, que es el departamento con mayor densidad poblacional se seleccionaron
280 conglomerados. El número de hogares es de 35,900 dentro de los cuales se
obtuvo un total de 36,655 entrevistas completas de mujeres entre los 15 a 49
años, por lo tanto, la muestra de la ENDES 2016 es representativa de la
población peruana. Para efectos del presente estudio solo se trabajó con
aquellas mujeres cuyas edades estuvieron comprendidas entre los 15 y 25 años y
que afirmaron ya haber iniciado su vida sexual, es así que la muestra final fue
de 7,962 mujeres.
Variables
Variable principal: La
conducta sexual de la mujer peruana entre los 15 y 25 años es analizada a
través de tres indicadores: edad de inicio sexual y número total de parejas
sexuales (variables continuas) y uso de anticonceptivos (variable dicotómica).
Variables secundarias: Las variables del “nivel
individual” fueron: edad, condición laboral y nivel educativo. Las variables del “nivel de estructura
familiar o de pareja” fueron: número de personas en el hogar, índice de
riqueza, edad de la mujer en la primera unión, estado civil, edad de la mujer
en el primer alumbramiento, número ideal de hijos, cantidad de hijos nacidos,
mortalidad infantil, número de uniones, nivel educativo de la pareja,
diferencias del nivel educativo entre la mujer y su pareja, consumo de alcohol
por parte de la pareja y violencia de pareja. La variable del “nivel
comunitario” fue el área de residencia: rural o urbana.
Plan
de análisis
Para el análisis de la relación entre diversos
factores sociodemográficos con la edad de inicio sexual y el número total de
parejas sexuales, se presentan los resultados mediante frecuencias y
porcentajes para las variables categóricas; mientras que para las variables
continuas se presentan la media y desviación estándar. El análisis bivariado se
realizó a través de la prueba chi cuadrado de Pearson (para variables
categóricas), la prueba t de Student para muestras
independientes y la correlación de Pearson (para variables continuas).
Para el caso del uso de anticonceptivos en las
mujeres peruanas de 15 a 25 años se calcularon las razones de prevalencia
crudas (RP) y ajustadas (RPa) con los intervalos de
confianza al 95% (IC 95%) usando la regresión de Poisson con varianza robusta,
dado que no sobreestima la asociación entre las variables y tiene una mejor
convergencia que la regresión logística cuando hay una prevalencia de la
condición de interés mayor al 20% (Coutinho et al., 2008; Schiaffino et al., 2003). Para el análisis multivariado se incluyó a
las variables que fueron significativas en el análisis bivariado (p< .05). El valor crudo muestra los
valores RP de forma independiente y el RP ajustado muestra la interrelación con
las demás variables. Los análisis fueron realizados con el programa STATA
versión 15 (StataCorp, 2017).
Aspectos éticos
El estudio utiliza una base de datos secundaria, de
acceso libre y anonimizada, por lo que no representa un riesgo ético para los
participantes.
RESULTADOS
En la Tabla 1 observamos que la edad promedio de inicio sexual en las
mujeres peruanas de 15 a 25 años es de 16.52 años. Al respecto, hallamos que
una mayor edad al momento de iniciarse sexualmente está asociada a una mayor
edad de la mujer (r= .362; p< .001),
a un menor número ideal de hijos (r= -.038; p<
.001), menor número de personas en el hogar (r= -.035; p= .002) y a una menor cantidad de hijos nacidos (r= -.337; p< .001). Además, en la tabla 2 se
observa que la edad de inicio es mayor en el área urbana que en la rural
(t=13.671; p< .001), es mayor en
las casadas respecto a las convivientes (t=7.395; p< .001), es mayor en las mujeres que trabajan en contraste con
las que no lo hacen (t=-7.791; p<
.001), es mayor en las mujeres que solo han tenido una unión respecto a las que
han tenido más de una (t=12.966; p<
.001), es mayor en las mujeres que no han sido víctimas de violencia en
comparación a las que sí han sido victimizadas (t=6.196; p< .001) y es mayor en quienes no han sufrido la muerte de algún
hijo respecto a las que sí (t=10.267; p<
.001). Asimismo, las mujeres con un mayor nivel educativo inician a mayor edad
su sexualidad (F=437.42; p< .001);
de forma similar, las mujeres pertenecientes a los quintiles de riqueza más
altos (F=123.34; p< .001).
Tabla 1.
Características sociodemográficas
asociadas a la edad de inicio sexual en las mujeres peruanas entre los 15 y 25
años
(n=7962)
|
Media (DE)
|
|
|
Edad de inicio sexual
|
16.52
(2.10)
|
|
|
Característica
sociodemográfica
|
Media (DE)
|
r
|
p-valor
|
Edad
|
21.47
(2.61)
|
.362
|
<
.001
|
Número ideal de hijos
|
2.16
(0.90)
|
-
.038
|
<
.001
|
Número de personas en el hogar
|
5.15
(2,28)
|
-
.035
|
.002
|
Cantidad de hijos nacidos
|
1.03
(0.86)
|
-
.337
|
<
.001
|
Característica
sociodemográfica
|
Media (DE)
|
t
|
p-valor
|
Área de residencia
|
|
|
|
Urbana (n=5540)
|
16.72
(2.09)
|
13.671
|
<
.001
|
Rural (n=2422)
|
16.04
(2.03)
|
||
Estado civil
|
|
|
|
Casada (n=573)
|
16.83
(1.94)
|
7.395
|
<
.001
|
Conviviente (n=4332)
|
16.19
(1.98)
|
||
La mujer trabaja
|
|
|
|
No (n=3922)
|
16.33
(2.03)
|
-7.791
|
<
.001
|
Sí (n=4040)
|
16.69
(2.15)
|
||
Número de uniones
|
|
|
|
Una (n=5.276)
|
16.32
(1.97)
|
12.966
|
<
.001
|
Más de una (n=366)
|
15.16
(1.64)
|
||
Víctima de violencia de pareja
|
|
|
|
No (n=2364)
|
16.38
(1.97)
|
6.196
|
<
.001
|
Sí (n=2157)
|
16.02
(1.93)
|
||
Mortalidad infantil
|
|
|
|
Ninguna muerte (n=7809)
|
16.55
(2.09)
|
10.267
|
<
.001
|
Al menos una (n=153)
|
15.04
(1.79)
|
||
Característica
sociodemográfica
|
Media (DE)
|
F
|
p-valor
|
Nivel educativo de la mujer
|
|
|
|
Ninguno/preescolar (n=32)
|
15.63
(2.92)
|
437.42
|
<
.001
|
Primaria (n=1119)
|
15.31
(2.02)
|
||
Secundaria (n=4578)
|
16.16
(1.83)
|
||
Superior técnica (n=1048)
|
17.75
(1.96)
|
||
Superior universitaria
(n=1185)
|
17.96
(1.97)
|
||
Índice de riqueza
|
|
|
|
Primer quintil (n=1974)
|
15.84
(1.97)
|
123.34
|
<
.001
|
Segundo quintil (n=2291)
|
16.34
(2.29)
|
||
Tercer quintil (n=1727)
|
16.71
(1.73)
|
||
Cuarto quintil (n=1253)
|
17.22
(1.25)
|
||
Quinto quintil (n=717)
|
17.26
(2.15)
|
Fuente: Encuesta Demográfica y de Salud Familiar ENDES.
Tabla 2.
Características sociodemográficas
asociadas al número total de parejas sexuales de las mujeres peruanas entre los
15 y 25 años
(n=7959)
|
Media
(DE)
|
|
|
Número total de parejas
sexuales
|
1.72 (1.53)
|
|
|
|
Media
(DE)
|
r
|
p-valor
|
Edad
|
21.47 (2.62)
|
.106
|
< .001
|
Número ideal de hijos
|
2.17 (1.38)
|
-.011
|
.337
|
Número de personas en el
hogar
|
5.15 (2.28)
|
.018
|
.103
|
Cantidad de hijos nacidos
|
1.03 (0.86)
|
.005
|
.650
|
Característica sociodemográfica
|
Media
(DE)
|
t
|
p-valor
|
Área de residencia
|
|
|
|
Urbana (n=5538)
|
1.81 (1.69)
|
9.725
|
< .001
|
Rural (n=2421)
|
1.51 (1.03)
|
||
Estado civil
|
|
|
|
Casada (n=573)
|
1.46 (0.84)
|
-4.679
|
< .001
|
Conviviente (n=4329)
|
1.64 (1.12)
|
||
La mujer trabaja
|
|
|
|
No (n=3921)
|
1.67 (1.21)
|
-3.255
|
.001
|
Sí (n=4038)
|
1.78 (1.78)
|
||
Número de uniones
|
|
|
|
Una (n=5.273)
|
1.66 (1.55)
|
-13.132
|
< .001
|
Más de una (n=366)
|
2.60 (1.31)
|
||
Víctima de violencia de
pareja
|
|
|
|
No (n=2363)
|
1.56 (1.00)
|
-6.148
|
< .001
|
Sí (n=2157)
|
1.80 (1.56)
|
||
Mortalidad infantil
|
|
|
|
Ninguna muerte (n=7806)
|
1.72 (1.53)
|
-0.795
|
.428
|
Al menos una (n=153)
|
1.82 (1.48)
|
||
Característica sociodemográfica
|
Media
(DE)
|
F
|
p-valor
|
Nivel educativo de la mujer
|
|
|
|
Ninguno/preescolar (n=32)
|
1.44 (0.80)
|
8.22
|
< .001
|
Primaria (n=1119)
|
1.58 (0.98)
|
||
Secundaria (n=4576)
|
1.69 (1.29)
|
||
Superior técnica (n=1048)
|
1.85 (1.97)
|
||
Superior universitaria (n=1184)
|
1.88 (2.18)
|
||
Índice de riqueza
|
|
|
|
Primer quintil (n=1973)
|
1.55 (1.10)
|
14.44
|
< .001
|
Segundo quintil (n=2291)
|
1.72 (1.20)
|
||
Tercer quintil (n=1726)
|
1.74 (1.35)
|
||
Cuarto quintil (n=1253)
|
1.83 (1.95)
|
||
Quinto quintil (n=716)
|
2.01 (2.60)
|
Fuente: Encuesta Demográfica y de Salud Familiar ENDES.
En la Tabla 3 observamos que el número total de parejas sexuales de las
mujeres peruanas de 15 a 25 años es de 1.72 parejas en promedio. Ligado a lo
anterior, encontramos que una mayor cantidad de parejas sexuales está asociada
a una mayor edad de la mujer (r= .106; p<
.001). Además, se observa que el número de parejas sexuales es mayor en el área
urbana que en la rural (t=9.725; p<
.001), es mayor en las convivientes respecto a las casadas (t= -4.679; p< .001), es mayor en las mujeres que
trabajan en contraste con las que no lo hacen (t=-3.255; p< .001), es mayor en las mujeres que han tenido más de una
unión respecto a las que han tenido solo una (t= -13.132; p< .001) y es mayor en las mujeres que han sido víctimas de
violencia en comparación a las que no han sido victimizadas (t= -6.148; p< .001). Asimismo, las mujeres con
un mayor nivel educativo han tenido una mayor cantidad de parejas sexuales
(F=8.22; p< .001); de forma
similar, las mujeres pertenecientes a los quintiles de riqueza más altos
(F=14.44; p< .001).
Tabla 3.
Características sociodemográficas asociadas al uso de anticonceptivos de las
mujeres en el Perú
|
No
usa
|
Usa
actualmente
|
p-valor
|
|
n= 2928 (36.8%)
|
n= 5034 (63.2%)
|
|
Característica
|
f (%)
|
f (%)
|
|
Área de residencia
|
|
|
|
Urbana
|
2034 (36.7%)
|
3506 (63.3%)
|
.867
|
Rural
|
894 (36.9%)
|
1528 (63.1%)
|
|
Nivel educativo de la mujer
|
|
|
|
Ninguno, preescolar
|
11 (34.4%)
|
21 (65.6%)
|
< .001
|
Primaria
|
374 (33.4%)
|
745 (66.6%)
|
|
Secundaria
|
1634 (35.7%)
|
2944 (64.3%)
|
|
Superior no universitario
|
396 (37.8%)
|
652 (62.2%)
|
|
Superior universitario
|
513 (43.3%)
|
672 (56.7%)
|
|
Estado civil
|
|
|
|
Casada
|
129 (22.5%)
|
444 (77.5%)
|
.508
|
Conviviente
|
923 (21.3%)
|
3409 (78.7%)
|
|
Índice de riqueza
|
|
|
|
Primer quintil
|
748 (37.9%)
|
1126 (62.1%)
|
.067
|
Segundo quintil
|
812 (35.4%)
|
1479 (64.6%)
|
|
Tercer quintil
|
604 (35.0%)
|
1123 (65.0%)
|
|
Cuarto quintil
|
482 (38.5%)
|
771 (61.5%)
|
|
Quinto quintil
|
282 (39.3%)
|
435 (60.7%)
|
|
Condición laboral actual de
la mujer
|
|
|
|
No trabaja
|
1488 (37.9%)
|
2434 (62.1%)
|
.034
|
Trabaja
|
1440 (35.6%)
|
2600 (64.4%)
|
|
Número de uniones
|
|
|
|
Una unión
|
1386 (26.3%)
|
3890 (73.7%)
|
.003
|
Más de una unión
|
122 (33.3%)
|
244 (66.7%)
|
|
Nivel educativo de la
pareja
|
|
|
|
Ninguno, preescolar
|
17 (41.5%)
|
24 (58.5%)
|
|
Primaria
|
197 (25.8%)
|
567 (74.2%)
|
|
Secundaria
|
1142 (26.7%)
|
3132 (73.3%)
|
.214
|
Superior no universitario
|
147 (26.8%)
|
402 (73.2%)
|
|
Superior universitario
|
5 (38.5%)
|
8 (61.5%)
|
|
Violencia de pareja
|
|
|
|
No es víctima
|
526 (22.3%)
|
1838 (77.7%)
|
< .001
|
Víctima de violencia
|
599 (27.8%)
|
1558 (72.2%)
|
|
Veces
en las que la pareja se emborracha
|
|
|
|
No bebe alcohol
|
180 (23.0%)
|
603 (77.0%)
|
< .001
|
Nunca se emborracha
|
172 (26.2%)
|
484 (73.8%)
|
|
Algunas veces
|
714 (24.1%)
|
2254 (75.9%)
|
|
Con frecuencia
|
69 (44.8%)
|
85 (55.2%)
|
|
Diferencias
en el nivel educativo dentro de la pareja
|
|
|
|
Mujer tiene un mayor nivel
|
372 (26.5%)
|
1034 (73.5%)
|
.189
|
Mismo nivel
|
903 (26.2%)
|
2539 (73.8%)
|
|
Varón tiene mayor nivel
|
233 (29.4%)
|
560 (70.6%)
|
|
|
Media
(DE)
|
Media
(DE)
|
p-valor
|
Edad de primera relación
sexual
|
16.90 (4.44)
|
16.76 (5.63)
|
.222
|
Número total de parejas
sexuales
|
1.70 (1.53)
|
1.73 (1.53)
|
.390
|
Edad de la mujer en el
primer alumbramiento
|
18.44 (2.39)
|
18.37 (2.33)
|
.320
|
Edad de la mujer en la
primera unión
|
17.90 (2.50)
|
17.79 (2.40)
|
.044
|
Número ideal de hijos
deseados
|
2.14 (1.96)
|
2.19 (0.89)
|
.229
|
Fuente: Encuesta Demográfica y de Salud Familiar ENDES.
En la Tabla 3 observamos que el 63.2% de mujeres peruanas entre los 15 y
25 años usa algún método anticonceptivo. Asimismo, hallamos que las mujeres con
mayor nivel educativo, universitaria (56.7%) y no universitaria (62.2%), usan
en menor proporción anticonceptivos que las mujeres sin educación (65.6%).
Además, se observa que una mayor proporción de mujeres que trabajan (64.4%) usa
anticonceptivos a diferencia de las que no trabajan (62.1%). El uso es mayor en
las mujeres que solo tienen una unión (73.7%) que en las que han tenido más de
una unión (66.7%). Las mujeres que no han sido víctimas de violencia de pareja
usan en mayor porcentaje (77.7%) métodos anticonceptivos que aquellas que son
victimizadas (72.2%). Las mujeres cuyas parejas se embriagan con frecuencia
usan en menor proporción anticonceptivos (55.2%) en contraste con aquellas
cuyas parejas no beben alcohol (77%). Las mujeres que no usan anticonceptivos
tuvieron una mayor edad al unirse por primera vez a un hombre (M=17.9 años) que aquellas que sí usan
anticonceptivos (M= 17.8 años).
La Tabla 4
muestra a los factores asociados al uso de anticonceptivos en las mujeres
peruanas de 15 a 25 años, tanto en el modelo no ajustado (crudo) y el modelo
multivariado (ajustado). Específicamente, las mujeres que tienen solo educación
primaria (RPa: 0.9; IC 95%: 0.83-0.97; p= .005), que tienen más de una unión (RPa: 0.92; IC 95%: 0.85-1.00; p= .040), que son víctimas de violencia por parte de su pareja (RPa: 0.94; IC 95%: 0.91-0.97; p< .001) y que tuvieron una mayor edad al momento de unirse por
primera vez a una pareja (RPa: 0.99; IC 95%:
0.98-1.00; p= .002) tienen una menor
probabilidad de usar anticonceptivos. Por otro lado, los factores que se
asociaron a un mayor uso de anticonceptivos incluyeron que la mujer trabaje (RPa: 1.04; IC 95%: 1.01-1.08; p= .019) y que la pareja no beba alcohol (RPa:
1.35; IC 95%: 1.16-1.56; p< .001),
nunca se emborrache (RPa: 1.30; IC 95%: 1.12-1.51; p< .001) o lo haga solo algunas veces
(RPa: 1.33; IC 95%: 1.16-1.54; p< .001).
Tabla 4.
Factores
que influyen sobre el uso de anticonceptivos en las mujeres en el Perú
Variables
|
RP crudo (IC 95%)*
|
p-valor
|
RP ajustado (IC 95%) **
|
p-valor
|
Nivel
educativo
|
|
|
|
|
Ninguno/preescolar
|
1.16 (0.90-1.49)
|
.263
|
1.01 (0.82-1.24)
|
.959
|
Primaria
|
1.17 (1.10-1.25)
|
< .001
|
0.90 (0.83-0.97)
|
.005
|
Secundaria
|
1.13 (1.07-1.20)
|
< .001
|
0.95 (0.90-1.02)
|
.145
|
Superior
no universitario
|
1.10 (1.02-1.17)
|
.008
|
0.99 (0.92-1.06)
|
.733
|
Superior
universitario (categoría de referencia)
|
1
|
|
1
|
|
Mujer
trabaja actualmente
|
1.04 (1.00-1.07)
|
.034
|
1.04 (1.01-1.08)
|
.019
|
Más de
una unión
|
0.90 (0.84-0.97)
|
.008
|
0.92 (0.85-1.00)
|
.040
|
Víctima
de violencia
|
0.93 (0.90-0.96)
|
< .001
|
0.94 (0.91-0.97)
|
< .001
|
Veces en
las que la pareja se emborracha
|
|
|
|
|
No bebe
alcohol
|
1.40 (1.20-1.62)
|
< .001
|
1.35 (1.16-1.56)
|
< .001
|
Nunca se
emborracha
|
1.34 (1.15-1.55)
|
< .001
|
1.30 (1.12-1.51)
|
.001
|
Algunas
veces
|
1.38 (1.19-1.59)
|
< .001
|
1.33 (1.16-1.54)
|
< .001
|
Con
frecuencia (categoría de referencia)
|
1
|
|
1
|
|
Edad de
la mujer en la primera unión
|
0.99 (0.98-1.00)
|
.044
|
0.99 (0.98-1.00)
|
.002
|
*Regresión
de Poisson simple con varianza robusta
**Regresión de Poisson múltiple con
varianza robusta, el modelo se generó con todas las variables que mostraron ser
estadísticamente significativas en el análisis crudo; cuenta con un Pseudo R2=
.0021
DISCUSIÓN
En este estudio, se analizaron los factores asociados al comportamiento
sexual de las mujeres peruanas que tienen una edad entre 19 y 25años. Un primer
hallazgo tiene que ver con la edad de inicio sexual, que se ubica entre los 16
y los 17 años, un año por encima de los valores reportados en estudios previos
con mujeres peruanas (Mayorga et al., 2016) y españolas (García et al., 2010), que establecen la edad de debut sexual a los 15
años. Una mayor edad de inicio sexual se ha asociado, además, con un menor
número de hijos (nacidos y esperados) y menor número de personas que viven en
la familia de origen. Asimismo, la edad de inicio sexual es mayor en las
mujeres que viven en el área urbana, las que están casadas, las que han tenido
una pareja sexual, las que tienen un mayor nivel educativo, las que trabajan,
las que pertenecen a estratos socioeconómicos más altos y las que no han sido
víctimas de violencia. Estos datos en su conjunto refuerzan la idea de que el
inicio tardío de las relaciones sexuales en la mujer constituye un factor
protector relevante, porque predice una mejor calidad de vida para la mujer, en
términos de estabilidad familiar, académica, económica y laboral (Custorio et al., 2017).
En cuanto a
los factores asociados al número de parejas que tiene la mujer peruana de 15 a
25 años de edad, vemos que el número de parejas sexuales promedio es de 1.72, y
que mientras más más edad tiene, mientras viva en zonas urbanas, mientras viva
en situación de cohabitación (convivencia), mientras trabaje, mientras tenga
mayor nivel educativo y mientras pertenezca a los sectores económicos más
favorecidos, la probabilidad de tener más parejas sexuales se incrementa. Esto
estaría íntimamente asociado, dadas las características sociodemográficas
consideradas en este análisis, al empoderamiento de la mujer en la sociedad;
pues en tanto tenga un mayor nivel educativo y ostente una mejor posición
socioeconómica que le permita tener mayor independencia, la mujer peruana se
sentiría con mayor libertad tomar sus decisiones sobre su vida sexual, lo cual
abarca las parejas sexuales (Seperak, & Rivera,
2018). Por otro lado, nuestros resultados indican que el número de parejas
sexuales de la mujer se asocia con mayor riesgo de tener violencia de pareja,
como ha sido reportado en estudios previos con mujeres peruanas y con una
metodología similar (Castro et al., 2017; Castro, & Rivera, 2015).
Por ello, se puede concluir que si bien la
independencia socioeconómica de la mujer puede suscitar que tenga un mayor
número de parejas sexuales, el tener más parejas sexuales opera como un factor
de riesgo para la violencia de pareja. Esto sin embargo, no es un dato que deba
tomarse como un argumento para limitar la educación de la mujer, sino que debe
darse una mayor orientación sexual en el hogar (Arce, & Peraltilla, 2019), porque diversas variables
familiares como el apego parental, la comunicación familiar o el monitoreo de
padres y hermanos mayores (Andrade et
al., 2006; Enríquez, & Robles, 2013; Mayorga et al., 2016; Orcasita,
Cuenca, Montenegro, Gareido, & Haderlein, 2018), que
ejercen un papel protector y que tienen un efecto en su conducta sexual de los
adolescentes.
Considerando el uso de métodos anticonceptivos como variable de estudio,
se tiene que el 63.2% de mujeres peruanas entre los 15 y 25 años usa algún
método anticonceptivo; y que este comportamiento está asociado con un menor
nivel educativo, la condición laboral de la mujer, el no haber tenido parejas,
la edad en que se unió a un varón por primera vez, no haber sido víctima de violencia
de pareja y tener una pareja que se alcoholiza con frecuencia.
Estos datos muestran un perfil más heterogéneo en comparación con los casos
anteriores, pero que ofrece ciertas regularidades. Por ejemplo, un grupo de
mujeres que usa anticonceptivos pueden hacerlo para mantener su estatus laboral
y dentro del marco de una relación de pareja estable y segura. Pero otro grupo
parece usar anticonceptivos por encontrarse en situación de riesgo al tener un
menor nivel educativo y convivir con una pareja que bebe alcohol
frecuentemente. En ese sentido, el análisis estadístico aquí practicado no nos
permite afirmar de manera inequívoca este supuesto, pues lo ideal hubiera sido
realizar un análisis factorial o de clusters para establecer ciertos perfiles en función de la
agrupación de las variables sociodemográficas y del comportamiento sexual. Pero
ello escapa a los fines de esta investigación.
Sin embargo,
se realizó un análisis de regresión para valorar el poder predictivo de las
variables sociodemográficas en el uso de anticonceptivos, encontrándose que las
mujeres que tienen solo educación primaria, que tienen más de una unión, que
son víctimas de violencia por parte de su pareja y que tuvieron una mayor edad
al momento de unirse por primera vez a una pareja son las que tienen una menor
probabilidad de usar anticonceptivos; mientras que aquellas mujeres que
trabajan y cuyas parejas no beben alcohol son las que tienen mayor probabilidad
de usar anticonceptivos. Por lo tanto, nuestros perfiles supuestos tienen
cierto sustento estadístico.
Una importante conclusión de este estudio, es que es necesario fortalecer
el bienestar familiar para prevenir una amplia diversidad de factores de riesgo
de la conducta sexual en la mujer peruana. Ello supone no solo enfatizar la
información sexual, sino también promover los valores familiares y morales
dentro del ámbito de la vida de pareja, desde la familia de origen y la escuela
(Arce, & Peraltilla, 2019; Diez
Canseco, 2018). Por otro lado, es sumamente
importante realizar mayor investigación para valorar los aspectos causales de
ciertas conductas de riesgo del comportamiento sexual de la mujer, pues ello
tendría implicancias formativas y preventivas. En ese sentido, si bien es
importante que la mujer tome las riendas de su vida sexual y goce de
condiciones socioeconómicas que favorezcan su despliegue y desarrollo
psicosocial; es fundamental que las decisiones que tome, estén acompañadas de
una profunda reflexión sobre su presente y sus proyectos futuros, sus
fortalezas y los factores de riesgo de diversa índole que afectarían su salud,
su estabilidad emocional y la armonía familiar de su entorno más próximo.
Asimismo, es importante atender a un sector de la población femenina, que por
su condición socioeconómica está expuesta a diversos factores de riesgo como la
falta de acceso a niveles educativos superiores, un trabajo estable, violencia
de pareja, etc. que tienen cierta injerencia en su comportamiento sexual.
ORCID
Walter L Arias Gallegos: https://orcid.org/0000-0002-4183-5093
Renzo Rivera: https://orcid.org/0000-0002-5897-9931
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORES
Walter L Arias Gallegos: Idea de la investigación, diseño metodológico y
redacción del marco teórico y discusión.
Renzo Rivera: Diseño metodológico, filtrado de la data y procesamiento
estadístico.
FUENTE DE FINANCIAMIENTO
La investigación fue financiada por el
Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Universidad Católica San Pablo.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores expresan que no hubo
conflictos de intereses al redactar el manuscrito.
AGRADECIMIENTOS
No
aplica.
PROCESO DE REVISIÓN
Este estudio ha sido revisado por pares
externos en modalidad de doble ciego. El editor encargado fue Anthony Copez-Lonzoy.
DECLARACIÓN DE DISPONIBILIDAD DE
DATOS
La base de
datos del presente estudio estará disponible para la comunidad científica
solicitándola al autor de correspondencia.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD
Los autores son responsables de todas las afirmaciones realizadas en
este artículo.
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