http://dx.doi.org/10.24016/2021.v7.164
ARTÍCULO ORIGINAL
Percepción emocional
del COVID-19 en México: Estudio comparación entre la fase 1, fase 2 y medios de
información
Emotional perception of
COVID-19 in Mexico: Comparative study between phase 1, phase 2 and the media
Isaías Vicente
Lugo-González 1 *, Yuma Yoaly Pérez-Bautista 1, Ana
Leticia Becerra-Gálvez 2, Margarita Fernández-Vega 3, y
Leonardo Reynoso-Erazo 1
1 División de Investigación y Posgrado,
Residencia en Medicina Conductual, Facultad de Estudios Superiores Iztacala,
Universidad Nacional Autónoma de México, Tlalnepantla de Baz, México.
2 Residencia en Medicina Conductual, Facultad
de Estudios Superiores Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad
de México, México.
3 Instituto Nacional de Enfermedades
Respiratorias, Tlalpan, México.
* Correspondencia: isaiasvlg@comunidad.unam.mx.
Recibido: 12 de junio de 2020 | Revisado: 04 de octubre de 2020 | Aceptado: 10 de noviembre de 2020 | Publicado Online: 18 de enero de 2021.
CITARLO COMO:
Lugo-González,
I. V., Pérez-Bautista, Y. Y., Becerra-Gálvez, A. L., Fernández-Vega, M., &
Reynoso-Erazo, L. (2021). Percepción emocional del COVID-19 en México: Estudio
comparación entre la fase 1, fase 2 y medios de información. Interacciones, 7, e164. http://dx.doi.org/10.24016/2021.v7.164
RESUMEN
Introducción: Desde el registro de los primeros casos de COVID-19 en México, se han
derivado una serie de respuestas emocionales caracterizadas por miedo y estrés.
Dicho impacto emocional se debe en gran medida a la inundación de información
paralela a las fases de la pandemia y la transición entre ellas y la percepción
que los individuos tienen de la enfermedad. El
objetivo del presente trabajo fue comparar la percepción del COVID-19 entre la
fase 1 y 2 de la pandemia y entre los medios de información usados para
informarse en población mexicana. Método: Considerando un muestreo en
cadena, se realizó un estudio comparativo en el que se diseminó por medio de correo
electrónico y redes sociales una batería de evaluación que respondieron 1560 participantes.
Resultados: La preocupación por las consecuencias del COVID-19 y su impacto
emocional incrementaron al pasar de la fase 1 a la fase 2 de la pandemia.
Además, se identificó que el impacto emocional fue mayor en quienes se informaron
a través de Facebook® y televisión. Conclusiones: La pandemia tendrá un impacto
emocional progresivo en medida en que avancen sus fases y en la importancia de informarse
en medios adecuados para prevenir consecuencias emocionales.
Palabras clave: COVID-19; Percepción de enfermedad; Percepción emocional; Modelo
de Sentido Común.
Background: Since the first COVID-19 cases in Mexico there have been a variety of emotional responses which have in common fear and stress. The emotional impact of COVID-19 is builded in some way because the information flooding parallel to the pandemic phases, the transition between them and illness perception. The aim of the present work was to compare the perception of COVID-19 between phase 1 and 2 of the pandemic and between the information media used to inform themselves in the Mexican population. Methods: Considering a chain sampling, a comparative study was carried out in which an evaluation battery was disseminated through email and social networks, which was answered by 1560 participants. Results: The concern about the consequences of COVID-19 and its emotional impact increased when going from phase 1 to phase 2 of the pandemic. In addition, it was identified that the emotional impact was greater in those who reported through Facebook® and television. Conclusions: The pandemic will have a progressive emotional impact as its phases progress and the importance of informing oneself in adequate means to prevent emotional consequences.
Key words: COVID-19; Illness perception; Emotional perception; Common
Sense Model.
INTRODUCCIÓN
En diciembre de 2019 se informó de un
incremento en el número de casos de neumonía, en China, dicha enfermedad se
diseminó localmente, a otras partes de la región y posteriormente, a otras
partes del mundo (Dong et al., 2020; Gandhi, Lynch, & del Río, 2020; Veity et al., 2020). Derivado de los análisis realizados
a los pacientes que presentaron neumonía, fue identificado un nuevo coronavirus
que posteriormente se denominó como SARS-CoV-2 causante de la enfermedad
COVID-19 (Organización Mundial de la Salud [OMS],
2020). Este nuevo virus presenta como síntomas principales, fiebre, tos, disnea, pérdida de sabor
u olor y en algunos casos dolor muscular, de cabeza y garganta y de manera más severa, favorece hiperinflamación, tormenta de citosinas
y elevación de los biomarcadores de lesión cardiaca (Cascella,
Rajnik, Cuomo, Dulebohn, & Di Napoli, 2020; Centers for Disease Control and Prevention
[CDC], 2020a; Dong et al., 2020; Veity et al., 2020).
La enfermedad COVID-19, tanto en México como en otros países, ha
representado un desafío en diferentes niveles y dimensiones, por ejemplo; a
nivel sanitario, médico, educativo, social, económico y por supuesto emocional
(Douglas, Katikireddi, Taulbut, McKee, & McCartney, 2020;
Holmes et al., 2020; Lai et al., 2020; Lazcano-Ponce & Alpuche-Aranda, 2020; Mukhtar, 2020).
En relación con este último aspecto, se sabe
que el impacto emocional de una pandemia como la del COVID-19 estará
determinada por la evaluación que se haga de dicho evento, dicho de otra
manera, estará en función de la manera en la que se perciba la amenaza a la que
se enfrenta (Leventhal, Meyer, & Nerenz, 1980; Taylor, 2019). Autores como
Rubin, Potts y Michie (2010) sugieren que la percepción de una pandemia varia a
lo largo del tiempo, principalmente por la preocupación que genera sus
consecuencias y evidentemente el miedo de contraer la enfermedad. Aunado a
esto, se sabe que existen grupos con un mayor riesgo de percibir más amenazante
la pandemia, entre los que se encuentran; mujeres, personas que tienen a su
cargo el cuidado de terceros (como niños o adultos mayores) e individuos con un
menor nivel educativo (Molero-Jurado,
Herrera-Peco, Pérez-Fuentes, & Gázquez-Linares, 2020).
Otro de los elementos que favorece un impacto
emocional adverso y una preocupación excesiva por las consecuencias de la
pandemia, es la exposición a diversas fuentes de información (Rubin et al.,
2010; Taylor, 2019) que muchas veces es errónea, no corroborada y favorece la
desinformación, así como una percepción poco funcional de la enfermedad (Garfin, Silver, & Holman, 2020; Taylor, 2019). Un
individuo que está expuesto a dicha información en televisión y redes sociales puede cambiar su forma de
percibir la enfermedad o la situación que vive (por ejemplo, el confinamiento
social) u orientarlos a realizar conductas de riesgo o desadaptativas y en
consecuencia a experimentar emociones negativas (Sweeny, Melnyk, Miller, & Shepperd, 2010), de aquí la relevancia de
estar en contacto con fuentes confiables de información.
Considerando entonces que la percepción de la
enfermedad, la exposición información y las vivencias de los individuos son
primordiales en proceso de adaptación a una pandemia, el Modelo de Sentido Común y
Percepción de la Enfermedad (MSCPE) (Leventhal et al., 1980) puede dar explicación, de cómo se
percibe el COVID-19, lo que este representa, así como el impacto emocional que
está teniendo en las personas.
Según el MSCPE, un individuo
percibe una amenaza a la salud en dos dimensiones, la percepción cognitiva y
la emocional (Broadbent et al., 2006; Leventhal et al., 1980;
Moss-Morris et al., 2002), estas a su vez se dividen en: 1) Identidad:
experiencia perceptual de la enfermedad, tipo, lugar y cantidad de síntomas o
sensaciones somáticas asociadas a esta; 2) Temporalidad: percepción de duración de la enfermedad (aguda,
crónica o cíclica); 3) Causas: razones percibidas sobre lo que causó la enfermedad; 4) Consecuencias: repercusiones percibidas y experimentadas en
diferentes áreas de la vida; 5) Control
personal: capacidad percibida para controlar la enfermedad; 6) Control del tratamiento: impacto
percibido que el tratamiento tendrá sobre el padecimiento; 7) Coherencia: claridad con la que se
entiende la enfermedad; y 8) Percepción
emocional: percepción de repercusiones emocionales asociadas a la
enfermedad.
Para poder realizar una evaluación
de cada uno de los elementos de la etapa perceptual del MSCPE, en el contexto
de la COVID-19 se dispone de instrumentos de medición como el Cuestionario
Breve de Percepción de Enfermedad (BIPQ, Broadbent et al., 2006), adaptado en
español de manera reciente (Molero-Jurado et al.,
2020; Pérez-Fuentes et al., 2020) y el Cuestionario Revisado de
Percepción de Enfermedad (IPQ-R, Moss-Morris et al., 2002), empleado en México,
contando con datos de confiabilidad y validez (Lugo-González, Fernández-Vega, Reynoso-Erazo,
Becerra-Gálvez, & Pérez-Bautista, 2020).
Dado
el impacto psicosocial que la pandemia de COVID-19 está generando en México y
otras partes del mundo, así como su correlato con la exposición a diversos
medios de información (Brooks et al., 2020; Douglas et al., 2020; Holmes et al., 2020; Lai et
al., 2020; Pérez-Gay Juárez et al., 2020) realizar una evaluación de la
percepción del COVID-19, así como de su impacto emocional resulta necesaria,
por ello, el objetivo del presente estudio fue comparar la percepción de la enfermedad
COVID-19 entre la fase 1 y 2 de la pandemia y dependiendo de los medios de
información usados por adolescentes y adultos mexicanos.
MÉTODO
Diseño
De
acuerdo con la descripción de Méndez, Namihira, Moreno y Sosa (2001) se realizó
un estudio descriptivo y comparativo.
Participantes
Considerando un muestreo en cadena o por redes (Hernández-Sampieri, Fernández-Collado, & Baptista-Lucio, 2014) se invitó a participar de manera voluntaria a 1,560 adolescentes y adultos de diferentes estados de la República Mexicana con un promedio de edad de 31.88 años (DE=11.045, Rango= 15-77 años). En su mayoría los participantes fueron de la Ciudad de México, 597 (38.3%) y del Estado de México 553 (35.4%), siendo 410 (26.3%) de diversos estados del centro, sur y norte de la República Mexicana. Del total, 885 (37.5%) eran solteros, 340 (31.1%) casados, 239 (15.3%) vivían en unión libre, el resto 96 (16.1%) en diferentes modalidades de convivencia. Respecto del nivel educativo, 1106 (70.9%) tenía licenciatura, 207 (13.3%) preparatoria, 156 (10%) posgrado y el resto, 91 (5.8%), carrera técnica, secundaria o primaria. En cuanto a su ocupación, 535 (34.3%) reporto ser profesionista, 382 (24.5%) estudiantes, 359 (23%) empleados, 93 (6%) estar desempleado, 70 (4.5%) ser comerciantes, 69 (4.4%) dedicarse al hogar y 52 (3.3%) dedicarse a otra actividad.
Respecto de otras características, 728 (46.7%) reportaron informarse sobre COVID-19 vía Facebook® y televisión, 317 (20.3%) solo por televisión, 306 (19.6%) solo por Facebook® y 209 (13.4%) por otros medios como Twitter®, WhatsApp®, YouTube® o periódico.
Instrumentos
Cédula
de datos sociodemográficos: Conjunto de ítems para reunir
información sobre datos de residencia, familiares, educativos, ocupacionales y uso
de medios de información, entre otros.
Cuestionario Revisado de Percepción de Enfermedad-COVID-19 (IPQ-R; Lugo-González et al., 2020):
instrumento para evaluar la percepción cognitiva y emocional de la COVID-19 en México,
el cual está constituido por una evaluación de identidad con una lista de 12
síntomas asociados al COVID-19, así como 16 ítems correspondientes a las
subdimensiones de, consecuencias (siete ítems), control personal (tres ítems) y
percepción emocional (seis ítems). La escala cuenta con un formato de respuesta
tipo Likert de cuatro puntos que va de totalmente en desacuerdo, a totalmente
de acuerdo, y cuenta con una confiabilidad alfa de Cronbach de .886.
Procedimiento
El
instrumento de evaluación se desarrolló en Google-Forms Online® y
fue diseminada por medio de correo electrónico y redes sociales como Facebook®
y WhatsApp® desde el 22 de marzo y hasta el cuatro de abril, un día
previo al inicio oficial de la Jornada Nacional de Sana Distancia determinado
por la Secretaria de Salud de México (SSa). Dicha evaluación estuvo activa
durante la última semana de la fase 1 y la primera semana de la fase 2 de la
pandemia COVID-19 decretada por la SSa en México.
Análisis de resultados
Se utilizó el programa estadístico
SPSS versión 24 para Windows y se realizaron análisis de normalidad de los
datos para así determinar el tipo de estadístico a utilizar con fines de comparación
de las variables. Dado el tamaño de muestra y el programa de análisis se empleó
la prueba Shapiro-Wilk (W) ello conforme a las
recomendaciones de Pedrosa, Juarros, Robles, Basteiro y García (2015).
Posteriormente, se realizaron los análisis descriptivos (medidas de dispersión y de tendencia central)
para las variables sociodemográficas y de percepción del COVID-19.
El
análisis comparativo se realizó agrupando a los participantes que respondieron
la evaluación en la fase 1 y a quienes lo hicieron en la fase 2, además, se construyeron
variables en función de los medios por los que los participantes reportaron
informarse, siendo: Facebook®, Televisión, Facebook® y Televisión y otros
medios (Twitter®, WhatsApp®, YouTube® o periódico). Para el primer contraste se
usó la prueba estadística U de Mann-Whitney y para el segundo la prueba de
análisis de varianza de Kruskal-Wallis con análisis post hoc, considerando una p< .05 para diferencias
significativas entre grupos. Además, se calculó el tamaño de efecto (r de
Rosenthal) con los siguientes puntos de corte: efecto pequeño (.1 a <
.3); efecto moderado (.3 a < .5); y efecto grande (≥ .5) (Cohen, 1988), llevando
a cabo la siguiente ecuación (r= z/ √n1+n2) (Field, 2009).
Aspectos
éticos
RESULTADOS
Análisis descriptivos
Los datos en las pruebas de normalidad mostraron que
las subdimensiones de percepción de enfermedad no se comportaron de manera
normal (W= .860 y .976, gl= 1560; p < .01). Respecto de
la percepción de enfermedad se observa que los participantes identifican en promedio siete de 12
síntomas principales asociados al COVID-19, los cuales fueron: fiebre, disnea,
tos seca, dolor de cabeza, dolor de garganta, cansancio y dolor muscular y de
articulaciones.
Las consecuencias percibidas es una de las áreas
donde más se está generando malestar, ya que la evaluación se centra en el
impacto percibido que la enfermedad tendrá en términos temporales, problemas
para comprender y controlar al COVID-19, así como los efectos sobre la vida de
las personas en genera (familia, economía y estabilidad emocional); respecto de
este último aspecto, el impacto se vincula con las experiencias de
preocupación, ansiedad, enojo y cambios en el estado de ánimo (depresión) (ver
Tabla 1).Sin embargo, a pesar del impacto emocional y las consecuencias
percibidas del COVID-19, los participantes consideran un elevado control
personal para evitar infectarse de la enfermedad.
Análisis comparativos
Una vez agrupados los participantes que respondieron
durante cada fase, se ubicaron a 972 participantes que respondieron durante la
primera fase y 580 durante la segunda (ver Tabla 2).
Al realizar los contrastes entre la fase de la
pandemia y las subdimensiones de percepción del COVID-19, se identificó que las
personas que respondieron la evaluación durante la fase 2 (primera semana)
puntuaron más alto en las subescalas de consecuencias percibidas y percepción
emocional, hallándose diferencias estadísticamente significativas, aunque con
un tamaño de efecto bastante pequeño.
En relación con el impacto emocional derivado la
exposición a diferentes medios de comunicación (Ver tabla 3) se identificó que
en cada una de las categorías de medios de información existe una variación en
la percepción emocional, no así en las otras subdimensiones del MSCPE. Sin
embargo, las diferencias estadísticamente significativas únicamente se hallan
entre los participantes que reportaron informarse vía Facebook ® y televisión y otros
medios (Twitter ®, WhatsApp ®, YouTube ® o periódico). A pesar de ello, el
efecto que tiene el medio de información sobre la percepción emocional es muy
pequeño.
DISCUSIÓN
Se corroboró que la percepción de consecuencias, de
diversa índole, asociadas al COVID-19 y el impacto emocional tienden a
incrementar de manera progresiva y en función del avance de la pandemia.
Además, se evidenció el efecto de la exposición a medios de comunicación y
redes sociales sobre la experiencia de preocupación, ansiedad, tristeza y
enojo.
En el caso de la percepción de consecuencias se sabe que es uno de los elementos que más impacta en las preocupaciones de la gente, ya que en medida en que el distanciamiento social sea mayor, el impacto emocional y las preocupaciones serán mayores y las medidas de prevención tenderán a no aplicarse conforme el avance de la pandemia (Cava, Fay, Beanlands, McCay, & Wignall, 2005; Day, Park, Madras, Gumel, & Wu, 2006; Sandín, Valiente, García-Escalera, & Chorot, 2020). En este contexto, se debe de mencionarse que en México las recomendaciones de distanciamiento social fueron adelantadas en aras de favorecer una trasmisión paulatina, lo que se tradujo en un incremento en los días determinados para la cuarentena.
Como se mencionó en la descripción del procedimiento la presente evaluación se realizó en los momentos iniciales de la pandemia en México (una semana por cada fase de la pandemia) y a pesar de ello la evaluación logró identificar cambios en las consecuencias percibidas y el impacto emocional del COVID-19 (percepción emocional). Datos que concuerdan con los resultados presentes, son los proporcionados por Wang et al. (2020) quienes identificaron que en la fase inicial del COVID-19 en China, un número importante de personas consideró que el impacto psicológico de la pandemia era moderado a severo, además de reportar síntomas importantes de ansiedad y preocupación por las consecuencias del COVID-19.
Del mismo modo, una evolución negativa (tras las fases de la pandemia y del tiempo de distanciamiento social) de las preocupaciones y el impacto emocional ya se había identificado durante el brote del virus SARS en 2003 (Cava et al., 2005; Day et al., 2006) el de influenza H1N1 del 2009 (Rubin et al., 2010) en estudios de evaluación emocional y COVID-19 (Alyami, Henning, Krägeloh, & Alyami, 2020; Lee, 2020; Pérez-Fuentes et al., 2020; Pérez-Gay Juárez et al., 2020; Sandín et al., 2020) y está reportado en las diversas revisiones realizadas de manera actual sobre los efectos psicológicos del COVID-19 y otras enfermedades infecciosas (Brooks et al., 2020; Mukhtar, 2020; Taylor, 2019).
Otro de los elementos a discutir es la influencia de
los medios de comunicación y las redes sociales sobre el impacto emocional de
la enfermedad. En la presente investigación se identificó que la exposición a
Facebook® y televisión tenía efectos sobre la percepción emocional del COVID-19
y dado que el efecto fue muy pequeño, se puede hipotetizar que en medida que la
pandemia avance, el impacto será mayor, esto,
en gran medida no solo por el miedo a lo que puede suceder sino también a que
al paso de la pandemia se viven paulatinamente sus secuelas. De igual manera, durante el brote de influenza H1N1 del 2009 (Rubin et al., 2010), el de Ebola del 2014 y otros
eventos traumáticos vividos en los Estados Unidos (Garfin et al., 2020) han demostrado que el reporte de preocupaciones e impacto emocional iba en
aumento en medida en que la gente se exponía más a los medios de comunicación y
las noticias tenían contenidos adversos (declaración de pandemia y rebrote). De
manera más actual, se ubicó que en población española la exposición a medios de
comunicación es uno de los predictores más importantes para experimentar un
impacto emocional negativo, además de preocupación por enfermar y morir por
COVID-19, por la carencia de productos básicos, por el distanciamiento social,
así como por el trabajo y la estabilidad económica (Sandín et al.,
2020).
Como se mencionó anteriormente, la exposición
excesiva a medios de comunicación puede favorecer que las personas entren en
contacto con información errónea, la cual impacta de manera negativa en las
actitudes y percepciones de la gente ante la enfermedad, disminuye la
percepción de vulnerabilidad de contraer la enfermedad, favorece
comportamientos no funcionales como la compra excesiva de productos básicos,
práctica de conductas de exposición, entre otras (Brooks et al., 2020; Garfi et al., 2020; Holmes et al., 2020; Mukhtar, 2020; Sweeny et al., 2010; Zarocostas,
2020); de aquí la importancia de los ayunos
de información y la puesta en práctica de conductas incompatibles con la
exposición excesiva a los medios de comunicación y redes sociales.
En los resultados también se ubicó que los
participantes contaban con una percepción elevada de control personal para
prevenir el contagio de COVID-19, dicha variable también puede funcionar como
un elemento de protección en los momentos de la pandemia. De hecho, la
evidencia actual sugiere que variables de este tipo se vinculan con efectos
emocionales positivos y el fortalecimiento de estos aspectos perceptuales es
central dentro de los tratamientos psicológicos y psiquiátricos propuestos
durante la pandemia de COVID-19 (Douglas et al., 2020; Duan & Zhu, 2020; Holmes et al., 2020; Mukhtar, 2020; Sandín et al.,
2020; Wang et al., 2020).
Finalmente,
es claro que los procesos de transición interfase en una pandemia, por su
simple dominación, debido a la falta de información o al uso de información errónea
favorecerá que se perciba como grave y se tenga repercusiones a nivel emocional.
Es importante recordar que no todo es negativo respecto de la exposición a redes
sociales y a la televisión. En el contexto de México se programaron actividades
educativas y de dispersión, de hecho, por redes sociales se diseminaba
información especializada y recomendaciones para afrontar de manera funcional
la pandemia. Por tanto, el problema no es el medio informativo sino el uso que
se le da al medio y por supuesto el tipo de información que se consulta.
Aunado a
esto, desde la fase 1 de la pandemia la SSa de México dio conferencias
informativas diarias a las siete de la noche, donde los responsables en la toma
de decisiones informaban del avance de la enfermedad, número de contagiados,
número de muertos y diversas características sociodemográficas y clínicas de
riesgo de las personas que enfermaban y morían. En este contexto, será
importante contar con evidencia del efecto de este tipo de comunicaciones, del
papel de los expertos en salud como modelos que ofrecen información y de la
preferencia de fuentes de información por parte de las personas (oficial o no
oficial).
Por otro
lado, se retoma la relevancia y la utilidad del MSCPE como constitución teórica
para describir y explicar la percepción que las personas tienen del COVID-19. Es
importante recordar que la forma de percibir la amenaza será diferente para
cada persona y no necesariamente vinculada con los criterios de los
especialistas (Diefenbach & Leventhal, 1996; Leventhal et al., 1980). Desde
el MSCPE se considera que cada persona está en un proceso continuo de
adaptación ya que cada individuo entenderá la enfermedad con base en su
percepción, dicha percepción se modificará a través del tiempo, por lo ésta
influirá de manera constante y cambiante en las repercusiones emocionales
experimentadas (Diefenbach & Leventhal, 1996).
Las
principales limitaciones del estudio se vincularían, por un lado, con la evaluación
por medio digitales ya que se pueden considerar inexactos o métodos donde se
sobre estime el autoinforme de las variables evaluadas, a pesar de ello, también
hay evidencias sobre su utilidad, funcionalidad y equivalencia con las formas
de evaluación tradicional (Stirratt et al. 2015; Pérez-Bautista &
Lugo-González, 2017; Weigold, Weigold, & Russell, 2013).
Otra área de
oportunidad es el tipo de muestreo, dada la distribución de la muestra, donde
en su mayoría las participantes fueron mujeres, con un nivel educativo elevado.
Sin embargo, estos datos corresponden con diversos estudios a nivel mundial sobre
COVID-19, donde las mujeres que participan en los estudios corresponden con la
mayor proporción (Dai, Hu, Xiong, Qiu, & Yuan., 2020; Molero-Jurado et al.,
2020; Shacham et al., 2020).
Finalmente, se
sugiere para futuras investigaciones dar cuenta de la transición entre la fase dos,
tres y en la posibilidad de un rebrote, todo ello, en lo relativo al impacto a
nivel emocional, incorporando lo que implica la información en el proceso de
adaptación a la nueva normalidad.
ORCID
Isaías Vicente Lugo-González. https://orcid.org/0000-0002-2024-2598
Yuma Yoaly Pérez-Bautista. https://orcid.org/0000-0003-1032-1126
Ana Leticia Becerra-Gálvez. https://orcid.org/0000-0002-5075-6098
Margarita Fernández-Vega. https://orcid.org/0000-0001-6479-7889
Leonardo Reynoso-Erazo. https://orcid.org/0000-0001-9793-1431
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORES
Isaías Vicente Lugo-González: Investigación, Análisis
formal, Escritura borrador-original y Administración del proyecto.
Yuma Yoaly Pérez-Bautista: Conceptualización,
Investigación, Análisis formal y Escritura borrador-original.
Ana Leticia Becerra-Gálvez: Investigación, Escritura
revisión-edición.
Margarita Fernández-Vega: Investigación y Recursos.
Leonardo Reynoso-Erazo: Investigación, Escritura
revisión-edición.
FUENTE
DE FINANCIAMIENTO
El
estudio fue autofinanciado.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declaramos que no existe
conflicto de intereses.
AGRADECIMIENTOS
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PROCESO DE REVISIÓN
Este
estudio ha sido revisado por pares externos en modalidad de doble ciego.
DECLARACIÓN DE DISPONIBILIDAD DE
DATOS
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datos se adjunta en el artículo como un material suplementario 1.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD
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responsables de todas las afirmaciones realizadas en este artículo.
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